![](/wp-content/uploads/2018/06/000_16E56V-1024x683.jpg)
Por Edgar Calderón
San Juan Comalapa, 21 jun (AFP) – Después de ser diezmados y ver comunidades enteras arrasadas durante la guerra civil (1960-1996), indígenas de Guatemala mantienen vivo el sueño por encontrar a miles de sus familiares desaparecidos en el conflicto para cerrar el duelo.
Han pasado 36 años desde que soldados del ejército desaparecieron al esposo y dos hermanos de Lucía Quilá, pero ella mantiene la esperanza de encontrarlos como ya lo hizo con los restos de su padre y hermana.
Portando entre sus brazos una foto de su esposo, Juan Rucuch, esta mujer participó junto a cientos de indígenas en el sepelio de 172 osamentas exhumadas entre 2003 y 2005 en un desaparecido cuartel militar, un acto al que no asistió ningún representante del gobierno guatemalteco.
Los huesos fueron trasladados en caravana el miércoles desde la capital a San Juan Comalapa, 35 km al oeste, para ser veladas y sepultadas.
De las 220 encontradas, solo 48 pudieron ser identificadas y entregadas a sus familias. Las restantes 172 fueron sepultadas sin identificar.
Como Quilá, la mayoría de los indígenas de San Juan Comalapa -un pintoresco pueblo, donde muchas mujeres y niños son artistas de la pintura al óleo o acuarela- tiene algún familiar desaparecido.
El conflicto armado la dejó huérfana y viuda, al perder a su padre y su esposo, con quien procreó cuatro hijos.
“Desde hace tiempo hemos empezado en la búsqueda y no los hemos encontrando, pero tenemos esperanza y vamos a seguir buscando”, afirma con firmeza a la AFP.
“La esperanza no muere, vamos a seguir luchando y buscando hasta encontrarlos”, dice desconsolada Martina Otzoy, de 68 años, quien esperaba encontrar a su esposo Isabel Choquel, desaparecido el 2 de abril de 1982.
Ataviada con un típico traje multicolor, y mientras atiza un incensario donde emana humo oloroso a resina de árbol -común en ritos religiosos mayas-, Otzoy cuenta que tras la desaparición de su esposo debió criar sola a sus cuatro hijos.
En similares circunstancias está Juana Tuyuc, quien desde hace más de tres décadas busca a su desaparecido esposo y padre de su único hijo. Ella habla con ayuda de una traductora porque solo habla el idioma maya kakchiquel.
– Paisajes de la memoria –
Las osamentas fueron enterradas en el mismo centro militar donde fueron exhumadas.
En el lugar activistas indígenas con el apoyo de organizaciones internacionales construyeron el denominado “paisajes de la memoria”, el cual está compuesto por 30 mausoleos y una casa con los nombres de cientos de desaparecidos de Comalapa.
Además, instalaron 31 losas de mármol con el nombre de 6.041 desaparecidos del conflicto, recopilados por la Coordinadora Nacional de Viudas de Guatemala (Conavigua), una de las impulsoras del sepelio masivo.
En el lugar se conserva una decena de fosas comunes donde fueron encontradas las 220 osamentas y destacan frondosos árboles de pino y ciprés, testigos mudos de las atrocidades que se cometieron en la década de los 80.
“En homenaje a las víctimas de desaparición forzada, por la memoria y por la historia aquí se recuerda uno a uno por su nombre, su apellido y su historia”, se lee en un mural pintado en la vivienda.
Allí mismo fueron llevados este jueves los restos del estadounidense Clyde Snow, pionero en aplicar la ciencia forense en una investigación de desaparición forzada y quien estuvo en este lugar cuando llegó a Guatemala en 1990.
Rosalina Tuyuc, líder indígena y fundadora de Conavigua, comentó que uno de los últimos deseos de Snow fue que sus restos se colocaran junto a víctimas de desaparición forzada en Guatemala.
El miembro de la Fundación de Antropología Forense, Freddy Peccerelly, instó a la población guatemalteca a entregar sangre o saliva para poder identificar a personas que fueron desaparecidas durante el conflicto armado interno.
“Comprometamos como familiares a dar pruebas de ADN porque son miles, miles de personas las que están desaparecidas” por la guerra.
Durante los 36 años de guerra hubo 200.000 muertos y desaparecidos, según un informe sobre el conflicto armado elaborado por la ONU y presentado en 1999.
El documento también reveló que 93% de las violaciones a los derechos humanos fueron cometidos por las fuerzas del Estado y reconoció que hubo genocidio contra poblaciones indígenas mayas, aunque la cúpula militar niega esa versión.
© Agence France-Presse