San José, 14 nov (elmundo.cr) – El Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA) y la Corporación Tecnológica de Andalucía (CTA) identificaron, junto a investigadores de ocho países iberoamericanos, las oportunidades para el aprovechamiento de residuos, desechos y desperdicios de las actividades agropecuarias y agroindustriales.
El IICA y CTA desarrollan un estudio sobre las tecnologías para la bioeconomía y sus posibilidades de aprovechamiento para la agricultura familiar en América Latina y el Caribe, en conjunto con especialistas de los institutos nacionales de investigación agrícola de Panamá, Argentina, Nicaragua, España, Costa Rica, Honduras y Paraguay, además del Centro de Biotecnología de Sistemas de la Fundación Fraunhofer en Chile.
Los profesionales discutieron los factores que favorecen la implementación de tecnologías para que pequeños productores den valor a los residuos de sus actividades. Por ejemplo, gestionando los desechos eficientemente y generando dividendos con base en grandes volúmenes de biomasa desperdiciada.
Existen factores que pueden inhibir la inserción de estos enfoques en la región, como la baja asociatividad, la distancia de los mercados, la poca capacidad de negociación y el desconocimiento en esta materia.
Los investigadores señalaron experiencias positivas en la aplicación de estos enfoques en la producción de café, piña, caña de azúcar, cacao, ganadería y banano en América Latina y el Caribe.
Dentro de las tecnologías presentadas, destaca la experiencia de la cooperativa cafetera costarricense Coopetarrazú, que utiliza los residuos y trata las aguas mieles, para reducir las emisiones de carbono y mejorar la calidad de los suelos.
La broza representa el 41,6 % del grano de café y normalmente no se le da ningún uso. Sin embargo, este desecho puede ser un insumo que genere bienestar económico a los agricultores familiares y beneficios ambientales, al dar un tratamiento sostenible a los residuos.
Con base en el estudio que desarrollan IICA y CTA, los investigadores trabajaron en lineamientos y estrategias que podrían favorecer la implementación de tecnologías basadas en bioeconomía en la región.
“Estamos explorando las enormes posibilidades de usar tecnologías de la bioeconomía para dar un uso eficiente a las grandes cantidades de desechos que se generan en los campos agrícolas. Esta tarea involucra un esfuerzo entre productores, investigadores, academia e inversionistas”, dijo Priscila Henríquez, especialista en Gestión de la Innovación Tecnológica del IICA.
Los participantes del taller son delegados del Fondo Regional de Tecnología Agropecuaria (FONTAGRO), un fondo que es patrocinado por IICA y el Banco Interamericano de Desarrollo. De acuerdo con Henríquez, “el IICA fomenta la utilización de las prácticas productivo-comerciales en las cadenas de valor considerando la inserción efectiva de la agricultura familiar”.