San José, 23 jun (elmundo.cr) – El Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA) exhortó a reforzar la salud animal y fortalecer los servicios veterinarios públicos y privados en sus 34 Estados Miembros para evitar la reaparición de la Peste Porcina Africana (PPA) en el continente americano.
Controles reforzados en fronteras, manejo de desperdicios alimentarios de aviones y barcos, atención redoblada a los signos clínicos de porcinos en las granjas para eventuales reportes a los servicios oficiales de sanidad e incremento de las medidas de bioseguridad, constituyen factores clave para evitar una potencial diseminación, indicó el IICA, organismo del Sistema Interamericano especializado en desarrollo agropecuario y rural.
“Los efectos negativos de la enfermedad se incrementan ya que el sacrificio de animales es la medida recomendada para tratar de contenerla en caso de su llegada”, dijo Robert Ahern, líder del Programa en Sanidad Agropecuaria e Inocuidad y Calidad de Alimentos (SAIA) del IICA.
Las acciones planificadas por el IICA para enfrentar la PPA incluyen cursos en el Caribe y en América Latina sobre enfermedades transfronterizas con énfasis en la peste porcina africana, el fortalecimiento de programas de vigilancia y técnicas de recolección de muestras, particularmente con respecto a su preparación y envío a los Estados Unidos, y desarrollo de capacidades de respuesta ante emergencias.
En la República Popular China más de un millón de cerdos fueron sacrificados desde que en agosto del año pasado fue detectado el primer brote de PPA, una enfermedad altamente infecciosa para los animales e inofensiva para las personas para la que no existe una vacuna efectiva y que se ha expandido a países como Vietnam, Mongolia y Camboya.
La peste porcina africana no está presente en las Américas desde hace casi cuarenta años. Fue detectada en Cuba en 1971 y 1980, en Brasil y República Dominicana en 1978, y en Haití en 1979. Sus efectos fueron devastadores y generaron grandes pérdidas. El IICA tuvo un papel protagónico en la erradicación de esta enfermedad en ese período.
El líder del programa de SAIA del IICA apuntó también que “el movimiento de mercancías, especialmente de carne y productos con carne de cerdo, y pasajeros entre Europa y Asia, en particular China, y las Américas constituye un aspecto clave para la potencial reintroducción de la enfermedad en el continente”.
Para continuar reforzando la vigilancia sanitaria en las Américas e impedir la reaparición de la enfermedad en el continente, el IICA viene realizando trabajos de fortalecimiento de capacidades para enfrentar el tema, coordinando sus labores con la OIE, la Organización Mundial de Sanidad Animal y los servicios oficiales de sanidad del continente americano.
“Es fundamental el trabajo colaborativo entre servicios veterinarios oficiales y privados, así como la comunicación transparente con los productores. La situación es oportuna para fortalecer la normatividad y revisar los programas sanitarios del sector porcino, estar atentos a la vigilancia, contar con planes de contingencia y un sistema ágil de respuesta a emergencias”, indicó el Director General del IICA, Manuel Otero.
China es el mayor productor mundial de carne de cerdo. Reportes oficiales dan cuenta de una reducción del 20 % de la población porcina en el país, como efecto del sacrificio y la muerte de cerdas madres desde que se inició la epidemia.
A consecuencia de esa situación, la producción de carne fresca y controlada de plantas procesadoras se redujo en un 17,3 % entre enero y febrero de 2019, si se compara con los mismos meses de 2018. Los efectos sociales de este problema se agravan si se considera la importancia que tiene el consumo, la producción porcina y la tenencia de cerdos en los sistemas de agricultura familiar.
El precio de la carne de cerdo se disparó en China y en el mercado de futuros de la Bolsa de Chicago, con otros reflejos globales: en Europa aumentó un 18 % en promedio, mientras que Japón y Corea del Sur, dos importantes importadores, ejecutan manejo de reservas de inventarios.
De acuerdo a un reporte elaborado por especialistas del IICA en SAIA, países exportadores de carne de cerdo y otras carnes substitutas, especialmente la de pollo, pueden capitalizar beneficios por estos cambios de precio y de demanda.
Sin embargo, los expertos advirtieron también que el mismo escenario “puede traer efectos negativos de alza de precios en el mercado doméstico de tales países, pudiendo generar desbalances macroeconómicos, especialmente inflación”.
Además, explicaron que la reducción del inventario porcino, especialmente en China, golpea la demanda de materia prima para alimentación de animales, tales como soya, maíz y harina de pescado, entre otros, algo que tendrá efectos sobre los precios, afectando la agricultura de ciertos países y también acotando costos de producción de los productores pecuarios.
“Ante estas circunstancias es recomendable aumentar el stock porcino e intensificar los sistemas productivos, usando esos insumos que hoy están más baratos”, concluyó Otero.