Ginebra, 10 oct (elmundo.cr) – Pese a que entre el 10 y el 20% de los adolescentes experimentan problemas de salud mental, estos no se diagnostican ni se tratan en la gran mayoría de los casos, advierte la Organización Mundial de Salud (OMS) durante la jornada dedicada a concienciar sobre ese aspecto del bienestar integral de las personas.
Este año, el Día Mundial de la Salud Mental, celebrado cada 10 de octubre, se centra en los adolescentes, un segmento que constituye la sexta parte de la población global y que no recibe atención sanitaria cuando padece trastornos mentales.
El Secretario General de la ONU recordó que la mitad de los problemas de salud mental empieza a los 14 años y que su efecto puede ser devastador debido a la falta de diagnóstico y tratamiento adecuados.
“Una salud mental pobre durante la adolescencia impacta el desarrollo educativo e incrementa el riesgo de abuso de alcohol y drogas, así como el comportamiento violento de las personas. Además, el suicidio es una de las grandes causas de muerte entre los jóvenes”, apuntó António Guterres en su mensaje con motivo de la efeméride.
Prevención y tratamiento
No obstante, la gravedad de las secuelas que pueden tener, la mayor parte de esos trastornos es prevenible y tratable, sobre todo si se presta atención a la salud mental desde una edad temprana.
En este sentido, Guterres enfatizó la necesidad de que la salud mental se integre a los sistemas nacionales sanitarios y de bienestar social como parte de la cobertura sanitaria universal.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud , la depresión y la ansiedad destacan entre los máximos detonadores de enfermedades y discapacidades y el suicidio es el segundo motivo de muerte entre los jóvenes de 15 a 29 años, una situación exacerbada con la información sobre el comportamiento suicida difundida en los medios digitales.
Además, muchos países registran altos niveles de alcoholismo y drogadicción adolescentes y la incidencia de trastornos alimenticios también es preocupante.
Desafortunadamente, las personas con problemas mentales siguen siendo estigmatizadas y sufren marginación, por lo que en muchos casos no buscan ayuda.
La OMS afirmó que existe una evidencia creciente de que la promoción y protección de la salud mental no sólo beneficia a los adolescentes, sino que ayuda a que las economías y las sociedades en general se desarrollen más al contar con adultos sanos integrados a los mercados de trabajo, al igual que a sus familias y comunidades.
Para ayudar a que niños y jóvenes fortalezcan su resiliencia a los trastornos mentales, se debe empezar con una prevención temprana que atienda de inmediato las señales y síntomas de ese tipo de enfermedades. Los padres y maestros tienen un papel fundamental en esta tarea y en la de asistir a los adolescentes afectados en la superación de los desafíos que se presenten en el día a día tanto en la casa como en la escuela.
Capacitación e inversión
La OMS subrayó la importancia de capacitar a los trabajadores sanitarios para que brinden apoyo psicosocial en las escuelas y comunidades y llamó a los gobiernos a invertir en programas de salud mental para los jóvenes.
Asimismo, se refirió al Plan de Acción de Salud Mental 2013-2020, recordando que es un compromiso de todos los Estados miembros de la OMS tomar medidas que promuevan el bienestar mental, prevengan los trastornos, brinden atención, promuevan los derechos humanos y reduzcan la discapacidad y mortalidad de las personas con problemas de salud mental.
Atención en los casos de violencia sexual
Por su parte, la representante especial de las Naciones Unidas sobre Violencia Sexual en los Conflictos Armados citó la urgencia de atender a las víctimas de ese flagelo con terapias especializadas y oportunas.
Pramila Patten indicó que la violencia sexual es un delito grave que afecta a millones de personas en el mundo, sobre todo mujeres y niñas, creándoles grandes traumas y sentimientos de humillación y falta de autoestima para superarlos.
En este contexto, la representante especial pugnó por integrar el apoyo psicosocial a los programas de asistencia a los sobrevivientes de violencia sexual.