
ANÁLISIS
Por Ana Lázaro Verde (dpa)
Madrid, 24 may (dpa) – El desplome del Partido Popular (PP) de Mariano Rajoy en las urnas, la resistencia de los socialistas, que mantienen su resultado de hace cuatro años, y la irrupción de dos fuerzas emergentes como Podemos (izquierda) y Ciudadanos (centro) abren en España la puerta a una nueva era política: la de los pactos.
Los resultados de los comicios municipales y regionales celebrados hoy en el país dibujan un escenario inédito con instituciones más fragmentadas que nunca en las que los partidos tradicionales perdieron poder y los nuevos se colaron en el hueco abierto desplazando a otros más minoritarios.
Candidatos y líderes políticos avanzaron ya en la noche electoral las líneas maestras que marcarán los próximos días, resumidas en tres palabras: pactos, acuerdos y estabilidad.
“Somos muy conscientes de que la próxima legislatura será la del diálogo y la de los acuerdos”, dijo públicamente el director de campaña del conservador PP, Carlos Floriano.
“Comienza un tiempo político distinto. Termina la era de las mayorías absolutas”, proclamó el candidato del Partido Socialista (PSOE) al ayuntamiento de Madrid, Antonio Miguel Carmona.
Dos de las virtudes del sistema político español en los últimos 30 años fueron precisamente la estabilidadad y la gobernabilidad, facilitadas por un modelo bipartidista sustentado en el PP y el PSOE, con gobiernos monocolor que se alternaron durante décadas en el Ejecutivo nacional.
Ahora, todo apunta a que será necesario que las distintas fuerzas lleguen a acuerdos para gobernar y que tengan que poner en práctica una política marcada por el diálogo, en un país acostumbrado a la crítica entre partidos y a la crispación.
Y será necesario hacerlo tanto en corporaciones municipales, donde coaliciones de partidos podrían arrebatar el poder en los próximos días a las fuerzas más votadas, como en gobiernos regionales, en los que el PP ha perdido la mayoría absoluta en buena parte de los que gobernaba.
¿Esboza este escenario el fin del bipartidismo, como vaticinaron algunos analistas en los últimos meses?
Parece pronto para afirmarlo, a tenor de los resultados de hoy. A pesar de la entrada de nuevos partidos, el PP y el PSOE siguen atesorando el 52 del voto municipal, más de la mitad de la tarta electoral. Si bien es cierto que el porcentaje dista del 64 obtenido hace cuatro años entre ambos, todavía sacan una buena ventaja a los emergentes.
El PSOE quedó solo dos puntos por debajo del resultado logrado hace cuatro años, cuando perdió algunos de sus bastiones regionales y registró un gran descalabro electoral, confirmado doce meses después en las elecciones generales que ganó Mariano Rajoy.
Ciudadanos se aupó hoy como tercera fuerza municipal con el 6,5 de los votos, todavía muy lejos de los valores alcanzados por PP y PSOE, del 27 y el 25 por ciento, respectivamente.
Falta por conocer el cómputo global del apoyo recabado por Podemos en los ayuntamientos, difícil de medir al no haberse presentado con siglas propias a las elecciones, sino integrado en cientos de plataformas políticas junto a otros grupos de izquierda.
Es precisamente la fuerza de dos de estas agrupaciones en las plazas más importantes del país, Madrid y Barcelona, la que pone en cuestión la pervivencia del podium encabezado hasta ahora por PP y PSOE.
Tanto Barcelona en Comú, la fuerza más votada en la ciudad del noreste de España con la activista antidesahucios Ada Colau a la cabeza, como Ahora Madrid, que liderada por la ex jueza Manuela Carmena se quedó a un solo concejal del PP, rompieron el esquema electoral de las últimas décadas en la dos grandes ciudades.
Parece claro que Colau será la próxima alcaldesa de Barcelona, destronando al nacionalista Xavier Trias, mientras que Carmena podría alcanzar el preciado ayuntamiento de Madrid si es apoyada por los socialistas.
Esto demuestra que, si bien PP y PSOE volvieron a encabezar el recuento de votos, algo cambia tras estas elecciones. Está por ver la repercusión que tendrá este nuevo panorama en las elecciones generales previstas a final del año: si el bipartidismo se refuerza en estos meses o si salta definitivamente por los aires.