Habeck, sobre Última Generación: “No ayuda a la protección del clima”

Robert Habeck, ministro alemán de Economía y Protección Climática, y Carla Hinrichs, portavoz del grupo medioambientalista Última Generación, participan en una mesa redonda en el 38 Congreso de la Iglesia Evangélica (Kirchentag) en Núremberg. Foto: Daniel Karmann/dpa
Robert Habeck, ministro alemán de Economía y Protección Climática, y Carla Hinrichs, portavoz del grupo medioambientalista Última Generación, participan en una mesa redonda en el 38 Congreso de la Iglesia Evangélica (Kirchentag) en Núremberg. Foto: Daniel Karmann/dpa

Núremberg (Alemania), 9 jun (dpa) – El ministro alemán de Economía y Protección Climática, Robert Habeck, aseguró hoy que las campañas de protesta del grupo de activismo climático Letzte Generation (Última Generación) perjudican los esfuerzos para proteger el medio ambiente.

“Este proceso impide una mayoría para la protección del clima”, dijo el político ecologista en el congreso que la Iglesia Evangélica (Kirchentag) celebra en Núremberg hasta el domingo. “No ayuda a la protección del clima”, agregó.

También advirtió del peligro de subordinarlo todo a la protección del clima. “Si ponemos la cuestión climática por encima de todo… ¿a qué nos lleva eso?”, expuso Habeck.

Al mencionar que se consumió energía para el Kirchentag, para las pantallas, la luz y el desplazamiento de las decenas de miles de visitantes, el ministro se preguntó si no sería mejor dejar de celebrar el evento.

“El sentimiento de culpa lleva básicamente a que uno se vuelve incapaz de actuar y también de pensar”, afirmó.

“¿No debería haber tenido cuatro hijos porque así se reducirían las emisiones de CO2? Eso no tiene remedio”, subrayó el ministro. Por eso, dijo, la pregunta debe ser: “¿Cómo conseguimos la neutralidad climática en las condiciones de una sociedad que funciona?”.

Habeck destacó que es importante atraer al mayor número posible de personas al camino que lleva a una mejor protección del clima. “Si la política deja de dirigirse a la gente y de atraerla, si no trabaja para crear mayorías, entonces abre espacio al populismo”, alertó.

En este contexto, también reconoció fallos de comunicación en el debate sobre la polémica ley de calefacción que ha elaborado su departamento. Admitió que, al principio, su planteamiento “no caló”. Pero entretanto, agregó, “hemos vuelto a la senda de la búsqueda de soluciones”.

Habeck volvió a insistir: “Es una ley crucial”.

El proyecto de ley estipula que a partir de principios de 2024, en la medida de lo posible, cada nuevo sistema de calefacción instalado funcionará con al menos un 65 por ciento de energía verde.

La portavoz de Última Generación, Carla Hinrichs, rebatió las críticas de Habeck durante una mesa redonda celebrada en el congreso de los protestantes germanos: “¿Desde cuándo el Gobierno juzga correctas o incorrectas las protestas contra él mismo?”.

Asimismo, Hinrichs aprovechó su intervención para criticar la ambivalencia con la que son tratados en Alemania los activistas climáticos que forman parte de la organización y declaró sentir miedo por “nosotros, los jóvenes que nos manifestamos pacíficamente por nuestras vidas”.

La portavoz ejemplificó dicho fenómeno con la confluencia de su propia invitación al Kirchentag para debatir con Habeck y la reciente redada policial realizada contra miembros de Última Generación.

“Treinta policías irrumpieron a punta de pistola en mi habitación y entonces me senté allí, en pijama, con diez agentes a mi alrededor”, relató.

“¿Por qué a mí? ¿Por qué pasa esto ahora?”, se preguntó. “Porque ya no se quiere tener que oír mi voz más. Por eso esos policías estaban en mi habitación, porque estoy protestando”, contestó al denunciar el intento por intimidarla.

Hace unos quince días, unos 170 agentes registraron viviendas y locales comerciales en siete estados federados alemanes en una redada contra el grupo ambientalista. Sus miembros, que acaparan titulares por sus polémicas campañas, están acusados de formar o apoyar a una organización criminal.

Por su parte, los activistas niegan ser delincuentes, aunque varios ya hayan sido condenados por delitos penales. La redada fue criticada en muchos sectores por excesiva. El grupo se quejó de que sus miembros se sentían “tratados como delincuentes”.

“(La sospecha de pertenecer a una organización criminal) permitió que la Policía me apuntara con una pistola mientras estaba en la cama”, criticó Hinrichs. Sin embargo, la activista explicó que dicha experiencia no la detendrá: “No puedo de brazos cruzados y ver cómo todo se va al garete”.

Poco antes de la comparecencia de Hinrichs en el Kirchentag, miembros de Última Generación se pegaron a la calle frente a la principal estación de ferrocarril de Núremberg, por lo que según un portavoz de la Policía parte del asfalto tuvo que ser cortado.

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