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Guerra y crisis energética enturbian el Día de la Unidad Alemana

El presidente de Alemania Frank-Walter Steinmeier (izq.) y el canciller Olaf Scholz, tras una ceremonia religiosa ecuménica en la catedral de Erfurt, en el marco de los festejos por el Día de la Unidad Alemana. Foto: Martin Schutt/dpa
El presidente de Alemania Frank-Walter Steinmeier (izq.) y el canciller Olaf Scholz, tras una ceremonia religiosa ecuménica en la catedral de Erfurt, en el marco de los festejos por el Día de la Unidad Alemana. Foto: Martin Schutt/dpa

Erfurt (Alemania), 3 oct (dpa) – Un tono de preocupación empañó hoy los actos por el 32º aniversario del Día de la Unidad Alemana en la ciudad de Erfurt, en el este del país, marcados por el miedo a la división, a la guerra y a la crisis energética.

El canciller federal, Olaf Scholz, todavía pálido y demacrado tras su cuarentena por coronavirus, volvió a invocar la célebre frase del ex canciller Willy Brandt sobre que ahora “crece junto lo que pertenece al mismo tronco”, pero luego habló de las consecuencias de la guerra rusa contra Ucrania e intentó aplacar las preocupaciones energéticas de los ciudadanos.

Como es habitual en este día festivo en Alemania, los discursos hicieron hincapié en los puntos comunes y la solidaridad, pero también se hicieron eco de la preocupación por volver a distanciarse.

“Ya sea la pandemia de coronavirus o la escasez de energía, las actuales crisis muestran lo que ya estaba mal antes y ponen de manifiesto las diferencias existentes”, dijo Bodo Ramelow, primer ministro del estado federado de Turingia, del que Erfurt es la capital.

“Esto desencadena miedos y preocupaciones en mucha gente”, dijo el político del partido La Izquierda en alusión probablemente a las manifestaciones previstas en muchos lugares del este de Alemania para este lunes. No solo en el este, pero principalmente allí, donde sigue existiendo un sentimiento de abandono y de decepción incluso 32 años después de la unificación.

La presidenta del Parlamento alemán, Bärbel Bas, oradora principal del acto, hizo un llamamiento a los ciudadanos para que se mantengan juntos ante la crisis y resuelvan las disputas de forma democrática. “La forma en que nos relacionamos determina esencialmente la fuerza de nuestro país”, dijo la diputada socialdemócrata.

“Los intentos de dividirnos desde dentro y desde fuera no han pasado sin dejar huella”, aseguró, y añadió que las noticias falsas, la intolerancia y la incitación al odio atentan contra la cohesión que se necesita con urgencia en la actualidad.

A la ceremonia asistieron también el presidente federal, Frank-Walter Steinmeier, y el resto de máximos dirigentesdel país. El 3 de octubre conmemora la unificación de Alemania en 1990, apenas un año después de la revolución pacífica en la extinta República Democrática Alemana (RDA) en 1989 que acabó con la caída del Muro de Berlín.

Bas volvió a dar las gracias a los activistas de los derechos civiles y a los manifestantes de aquella época. “Quienes protestan hoy, amparados por los derechos fundamentales, pueden hacerlo porque estas mujeres y hombres asumieron un gran riesgo personal y se alzaron en defensa de la democracia y la libertad”, dijo.

Hoy en día, destacó, muchas personas dudan de que hablar con los demás sirva para algo. Pero la democracia se nutre de los conflictos, agregó. “Es necesario que hablemos entre nosotros, especialmente sobre temas controvertidos como las vacunas obligatorias o el suministro de armas”, dijo Bas, señalando que el debate democrático conduce a soluciones.

“Pero la comprensión y el respeto no pueden florecer en una atmósfera envenenada”, añadió. La democracia, especificó, se ve perjudicada cuando la gente comprometida se retira. “Me gustaría ver menos ira y más respeto, menos obstinación y más curiosidad, menos prejuicios y más empatía”, sentenció.

Tradicionalmente, el estado federal cuyo primer ministro preside el Bundesrat, la cámara alta del Parlamento que representa a las regiones, es el que organiza la ceremonia central.

Erfurt llevaba meses preparándose para la celebración: los edificios históricos de la ciudad, de 1.280 años de antigüedad, fueron iluminados por artistas, hubo música en directo en casi todas las esquinas, bandas y coros actuaron en los escenarios, y la gente se agolpó en los pabellones de los 16 estados federados.

Tras un comienzo lluvioso de la fiesta cívica de tres días el sábado, la afluencia fue creciendo y Ramelow habló de 90.000 visitantes hasta el domingo.

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