San José, 18 ene (CCTV) – El gobierno colombiano instó el pasado miércoles al grupo rebelde activo más grande del país, el Ejército de Liberación Nacional (ELN), responder dentro de un mes a la oferta para reactivar las conversaciones de paz.
La declaración del gobierno se hizo luego de que el ELN informó el pasado miércoles en un comunicado haber derribado un helicóptero y secuestrado a sus tres tripulantes, el 11 de enero.
En respuesta, el comisionado de paz de Colombia, Miguel Ceballos, afirmó que el gobierno mantiene su postura para las conversaciones de paz condicionadas, es decir, consideraría reanudar las conversaciones de paz si el ELN aceptara las condiciones de implementar un alto el fuego unilateral, detener toda violencia y liberar a todos los rehenes.
En caso que el FLN no responda dentro de un mes, o se negara a aceptar las condiciones, el gobierno consideraría despolitizar al ELN y catalogarlo como un grupo armado criminal. En ese caso, el ELN perderá su calificación para mantener conversaciones de paz con el gobierno, lo que significaría un posible final del proceso de paz, explicó Ceballos.
Las conversaciones de paz se han estancado desde que su quinta ronda terminó en La Habana de Cuba en agosto del año pasado.
Los conflictos armados entre el ELN y otros grupos armados desde el año pasado han desplazado a miles de personas en diversas regiones.
El comentarista político colombiano, Ariel Ávila, comentó el pasado jueves que una suspensión más larga en las conversaciones de paz resultará en una escalada de la violencia, que incluso amenazará la seguridad en las regiones fronterizas y en los países vecinos.
“Una vez que la guerrilla de las FARC sale de las zonas, llegan diferentes estructuras criminales y una guerrilla más que queda en Colombia, que es el ELN, y comienzan una disputa por las economías de guerra: cultivos de hoja de coca, minería criminal y ruta de contrabando. El problema es que estos focos de inseguridad están en las fronteras de Colombia con sus vecinos”, dijo Avila.
El presidente colombiano, Ivan Duque, quien asumió el cargo en agosto del año pasado, suspendió las conversaciones iniciadas por su antecesor, Juan Manuel Santos.
Santos firmó en 2016 un acuerdo de paz con las FARC, el entonces grupo rebelde más grande del país.