Berlín, 15 nov (dpa) – El Gobierno alemán hizo hoy un llamamiento para la abolición de la pena de muerte en todo el mundo, con motivo del 8º Congreso Mundial contra la Pena de Muerte celebrado en Berlín.
“La pena de muerte es una injusticia. Por eso debe ser abolida en todos los rincones de la Tierra sin excepción”, dijo el ministro de Justicia, Marco Buschmann, en su intervención en el acto.
Por su parte, la ministra de Relaciones Exteriores, Annalena Baerbock, aseguró que “afortunadamente, los países que siguen ejecutando a sus propios ciudadanos son una minoría cada vez más pequeña”.
Indicó que casi 100 países han abolido las ejecuciones en los últimos 50 años, algunos de ellos recientemente como Sierra Leona, que lo hizo el año pasado.
Sin embargo, detalló que en más de 50 países se sigue aplicando y no solo para castigar delitos graves. “Vemos con gran preocupación cómo los regímenes autoritarios utilizan cada vez más la pena de muerte para reprimir a la oposición política”, explicó.
Según la ministra, se utiliza contra aquellos que solo quieren decir lo que piensan o expresar sus sentimientos.
Citó como ejemplo a Irán, que según Amnistía Internacional, ejecuta a cientos de personas cada año. Entre ellas, añadió, se encuentran miembros del movimiento LGBTI, simplemente por su orientación sexual o de género.
Sobre China dijo que no publica cifras, pero que las organizaciones de derechos humanos estiman que hay miles de ejecuciones al año.
Baerbock admitió que en países en los que todavía se aplica la pena de muerte como Japón, Indonesia, India o Estados Unidos, la opinión pública suele apoyarla, y que el deseo de ver a los culpables castigados es comprensible. “No hay duda de que los delitos graves deben dar lugar a penas graves”, aseguró.
“Pero por muy grave que sea el delito y por muy profundo que sea el dolor, no tenemos que hacer pagar con lo mismo, quitar la vida por la vida”, sostuvo. Dicha medida, argumentó, contradice nuestra forma de entender la humanidad y la dignidad humana.
Buschmann destacó que por primera vez en mucho tiempo el año pasado se ejecutaron más sentencias de muerte que el año anterior, algo que, según comentó, no puede dejar a nadie indiferente.
En opinión del político del partido liberal FDP, el peligro de errores judiciales habla por sí solo en contra de la pena de muerte. “Cuando está en juego una vida humana, la más mínima duda debería bastar para perdonarla. Cuando hay dudas, no hay que estar del lado de la muerte. Estamos del lado de la vida”.
También afirmó que la pena de muerte no es compatible con la democracia. La democracia, dijo, es un proceso constante de prueba y error, de corrección de errores. Contrapuso que la pena de muerte, sin embargo, no lo permite, al ser irreversible.
Y la democracia, añadió, también significa que el poder del Estado es limitado. “Si un Estado no debe tener ni siquiera el poder de prohibir a una persona expresar su opinión y voluntad política, ¿debe entonces tener el derecho de quitarle la vida? La pregunta es retórica, la respuesta clara”, consideró.
Y añadió: “Una democracia fuerte no necesita tener una pena de muerte”.