Por Isaac Risco (dpa)
La Habana, 21 sep (dpa) – Que Francisco sea un “papa comunista” es algo que parece menos seguro después de sus primeros días en Cuba.
El pontífice argentino se distanció el domingo de las etiquetas que le suelen colgar desde el comienzo de su pontificado. ¿Un comunista, un socialdemócrata, un marxista? “No se sirve a ideas, sino que se sirve a personas”, aseveró.
El lugar elegido para pronunciar esas palabras era nada menos que la Plaza de la Revolución de La Habana, uno de los lugares más representativos del comunismo cubano.
Cerca del retrato gigante del guerrillero Ernesto “Che” Guevara, otro símbolo de la izquierda mundial, y frente al presidente Raúl Castro, el papa criticó también el exceso de ideología. El servicio a los demás “nunca es ideológico”, aseguró.
A Francisco parece no gustarle que lo identifiquen con una causa política. Es algo que le ocurre a menudo sobre todo en su continente natal. Francisco es visto en la región por muchos como una “papa de izquierdas” por su defensa habitual de la austeridad y de los pobres.
Durante su visita a Bolivia en julio, el presidente Evo Morales causó más de una controversia al regalarle al papa un “crucifijo comunista”, una imagen de Cristo crucificado tallada sobre una hoz y un martillo. Mucho se especuló luego con la cara de sorpresa que puso Francisco.
El sábado, Raúl Castro le dio la bienvenida en Cuba elogiando sus críticas al capitalismo y su llamados “a tomar conciencia de la necesidad de realizar cambios de estilos de vida, de producción y de consumo” en el mundo. El papa reiteró en la isla sus críticas a la “mentalidad de descarte”, pero retomó más tarde, horas después de la misa en la plaza, uno de los asuntos que más se reprochan a Cuba: la exclusión política.
“Sepamos acoger y aceptar que pensamos diferente”, dijo Francisco durante un encuentro con centenares de jóvenes en el centro histórico de La Habana en su última actividad pública del domingo, después de reunirse con Raúl Castro y visitar a su hermano, el ex presidente Fidel Castro.
“No nos encerremos en los conventillos de las ideologías o de las religiones”, pidió también el pontífice dirigiéndose a los cubanos más jóvenes. Fue uno de los momentos en que el argentino se mostró más relajado y jovial en la intensa jornada de su segundo día de los cuatro que pasará en Cuba.
“Cuando empieza a hablar espontáneamente tiene una energía increíble”, explicó luego el portavoz del Vaticano.
El propio Francisco ya ha rechazado con anterioridad las etiquetas. ¿Un socialdemócrata? “Sería reductivo”, dijo en noviembre de 2014 cuando le plantearon la pregunta en el avión en que volaba de regreso desde Estrasburgo al Vaticano. “Me siento como en una colección de insectos: ‘éste es un insecto socialdemócrata’, bromeó.
“No sé sin soy un papa socialdemócrata o no. No oso calificarme de uno u otro partido”, concluyó.
Tampoco le agrada la etiqueta de “marxista” debido a sus frecuentes críticas al capitalismo. Sus posturas se corresponden más bien con la “doctrina social de la Iglesia”, dijo en una entrevista con el diario “La Stampa”. “La ideología marxista está equivocada”, aseguró. “Pero en mi vida he conocido a muchos marxistas buenos como personas, y por esto no me siento ofendido”, continuó.
En la visita que empieza el martes en Estados Unidos como siguiente parada tras Cuba, Francisco volverá probablemente a criticar los excesos del consumo, la destrucción del medio ambiente y a pedir solidaridad con los desamparados.
Se presentará de nuevo como un “papa de los pobres”, mucho más que un “papa de izquierdas”. Aunque posiblemente la mejor etiqueta sea la de un papa incómodo.