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FAO, IBM y Microsoft centran atención en formas sostenibles en que se puede utilizar inteligencia artificial

Roma, 24 set (elmundo.cr) – En un acto organizado hoy junto con la Pontificia Academia para la Vida, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), IBM y Microsoft, reafirmaron el compromiso de desarrollar formas de inteligencia artificial (IA) que sean inclusivas y promuevan formas sostenibles de lograr la seguridad alimentaria y nutricional.

La finalidad del acto en línea IA, alimentos para todos. Diálogo y experiencias es reforzar y potenciar el Llamamiento de Roma para la ética de la IA respaldado por el Papa Francisco y firmado conjuntamente por la FAO, IBM y Microsoft en una conferencia organizada por la Academia en febrero.

Los debates que se mantuvieron hoy se centraron también en formas concretas en que la IA puede contribuir a alcanzar el objetivo de alimentar a una población mundial que se estima que ascenderá a 10 000 millones de personas para 2050, salvaguardando al mismo tiempo los recursos naturales y abordando dificultades tales como el cambio climático y las repercusiones de perturbaciones como la enfermedad por coronavirus (COVID-19).

También se presentaron ejemplos de mejores prácticas en el uso de la IA y la tecnología digital en la agricultura que están disponibles en la forma de bienes públicos digitales de libre acceso.

“La implementación de tecnologías claramente de origen occidental en la producción y elaboración de alimentos repercute en gran medida en las culturas alimentarias de las poblaciones de la Tierra. Debemos alimentar a todas las personas, pero no necesariamente todas deben comer lo mismo”, afirmó el Arzobispo Vincenzo Paglia, Presidente de la Pontificia Academia para la Vida. La protección de la diversidad biológica (humana, de las plantas y de los animales) debe ocupar el centro de nuestra atención y debe guiar todo el proceso, desde las fases de diseño (“ética por diseño”) hasta la forma en que se proponen y difunden en diferentes contextos sociales y culturales”, añadió.

“La transformación de nuestros sistemas alimentarios requiere soluciones innovadoras para garantizar la seguridad alimentaria y la nutrición para todos”, dijo el Director General de la FAO, QU Dongyu. “En la FAO, junto con el desarrollo de herramientas de inteligencia artificial, trabajamos para establecer la Plataforma International para la Alimentación y la Agricultura Digitales – un foro inclusivo de múltiples partes interesadas com el fin de identificar y discutir los posibles beneficios y riesgos de la digitalización de los sectores alimentario y agrícola.  En este aspecto, apreciamos y esperamos que los colegas de la IA y los gigantes digitales nos ofrezcan asistencia, cooperación y compromiso para ayudar a los países miembros (de la FAO) y a los agricultores”, agregó.

“Cuando la sociedad hubo de enfrentar una emergencia de salud pública alarmante, los usos de la tecnología para responder a la epidemia de la COVID-19 pusieron de manifiesto los motivos por los que el Llamamiento de Roma para la ética de la IA y sus principios subyacentes son tan críticos para el futuro de la humanidad”, dijo el Sr. John E. Kelly III, Vicepresidente Ejecutivo de IBM. “Solo si ponemos a las personas, sus intereses y sus valores en el centro de nuestro pensamiento acerca del futuro de la tecnología podremos resurgir fortalecidos ante desafíos mundiales como la pandemia y la seguridad alimentaria”.

“En Microsoft, creemos que la tecnología puede ayudar a generar soluciones para algunos de los desafíos mundiales más apremiantes”, dijo el Presidente de Microsoft, Sr. Brad Smith. “Las tecnologías como la IA y las herramientas de aprendizaje automático serán especialmente útiles a medida que trabajemos para abordar las cuestiones del hambre y la inseguridad alimentaria mundiales, especialmente en un mundo que debe hacer frente al cambio climático. Estas herramientas pueden prever problemas y responder con recursos críticos que ayudan a impedir hambrunas futuras y salvar vidas”.

La IA en la agricultura, una oportunidad crucial para lograr el desarrollo sostenible

La inteligencia artificial puede desempeñar una importante función en la transformación de los sistemas alimentarios y contribuir a abordar la inseguridad alimentaria y nutricional. En los sectores agrícolas, puede cumplir esta función de diversas maneras, por ejemplo optimizando o incluso llevando a cabo algunas actividades humanas, como plantar y cosechar, aumentando de ese modo la productividad, mejorando las condiciones de trabajo -reduciendo la cantidad de tiempo y esfuerzo- y usando los recursos naturales más eficientemente, mediante una mejor gestión de los conocimientos y planificación, entre otras cosas.

En particular, a medida que la tecnología de la ciberagricultura avanza rápidamente, la IA está comenzando a aplicarse en tres áreas agrícolas principales: la robótica agrícola, el seguimiento del suelo y los cultivos, y el análisis predictivo. En un contexto de cambio climático, crecimiento demográfico y agotamiento de los recursos naturales, el progreso logrado en estas áreas puede contribuir en gran medida a la conservación de los suelos y del agua, que cada vez adquiere mayor relevancia para lograr la seguridad alimentaria en forma sostenible.

En el acto realizado hoy, se presentaron dos ejemplos de mejores prácticas en el uso de la IA en la agricultura:

El portal WaPOR de la FAO, que realiza un seguimiento e informa acerca de la productividad del agua en la agricultura en todo África y el Cercano Oriente. Proporciona libre acceso a la base de datos de productividad del agua y los miles de capas de mapas que incluye y también permite realizar consultas directas de datos y análisis de series cronológicas, obtener estadísticas de áreas y descargar variables esenciales relacionadas con evaluaciones de la productividad del agua y de las tierras.

El Sistema del índice de estrés agrícola es un indicador de consulta rápida desarrollado por la FAO para la detección temprana de zonas agrícolas que presentan una probabilidad elevada de estrés hídrico/sequía a nivel mundial, regional y nacional, por medio del uso de tecnología satelital. Las sequías afectan a más personas que cualquier otro tipo de catástrofe natural y son el fenómeno que más perjudica los medios de vida, especialmente en los países en desarrollo.

Poner a las personas, entre ellos los agricultores, en el centro de la escena

En el Llamamiento de Roma para la ética de la IA se destaca que “los sistemas de IA deben concebirse, diseñarse y aplicarse a fin de atender y proteger a los seres humanos y el ambiente en el que viven”.

El Llamamiento de Roma se apoya en varios principios fundamentales, entre ellos: transparencia, en el sentido de que los sistemas de IA deben poder explicarse; inclusión, a fin de que se tenga en cuenta a todos los seres humanos y de que se les ofrezcan las mejores condiciones posibles para expresarse y desarrollarse; e imparcialidad, con miras a que las tecnologías no creen sesgos ni funcionen en base a ellos, en beneficio de solo unos pocos.

En relación con estos principios, y en el contexto del uso de la IA en la agricultura, los asociados y cosignatarios del Llamamiento de Roma reconocen que es necesario proteger los derechos de los agricultores y los conocimientos que poseen, en especial de aquellos de los países en desarrollo. También es necesario superar la brecha digital: hoy en día, 6 000 millones de personas no tienen conexión de banda ancha, 4 000 millones no tienen Internet, 2 000 millones no tienen teléfonos móviles y 400 millones no tienen señal digital; asimismo, existen grandes diferencias en el acceso a los recursos entre los hombres y las mujeres y las personas jóvenes y ancianas.

Los asociados del Llamamiento de Roma han instado a los países y al sector público a aprovechar las ventajas que presenta la IA para apoyar a los pequeños agricultores e impulsar el desarrollo rural, la erradicación de la pobreza y la mejora de la seguridad alimentaria. A esos efectos, deberían invertir en capital humano y establecer políticas y reglamentaciones que reduzcan al mínimo el riesgo de exclusión y desigualdad.

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