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Expresidente hondureño Zelaya: “No nos inmiscuimos en asuntos internos de países de Centroamérica”

Managua, 16 dic (VOA) – Manuel Zelaya, quien gobernó Honduras de 2006 a 2009 con un gobierno de corte socialista, es su momento aliado y defensor de Hugo Chávez, y cuya administración terminó abruptamente con un golpe de estado, ha intentado pasar desapercibido tras la llegada al poder de su esposa, Xiomara Castro de Zelaya, quien ganó los comicios del pasado 28 de noviembre.

Zelaya, por mucho tiempo un detractor de Estados Unidos, dijo a la Voz de América que el gobierno de su esposa, que describe como de “nueva izquierda”, no seguirá su misma línea política ideológica.

Sin embargo hay muchos temores por parte de dirigentes del Partido Nacional de Honduras y excepticismo por parte de algunos analistas, por el rol que el exmandatario pueda tener en el nuevo gobierno, mientras que otros mencionan que habrá que esperar con calma el desempeño de esta administración.

Fernando Anduray, quien durante la campaña presidencial dijo que votar contra Xiomara, “era votar contra el comunismo”, es uno de quienes expresa su temor.

El político asegura que en el ámbito interno del Partido Libre, ganador de las elecciones de forma abrumadora, hay disputa para “ponerle algunos límites al predominio ideológico de izquierda que tradicionalmente ha tenido el fundador de ese partido y expresidente de Honduras, Mel Zelaya, esposo de Xiomara Castro”.

El gobierno de Castro, al cual sirve como asesor, será cercano al gobierno de Joe Biden, que apoyó las elecciones libres de su país, dijo Zelaya a VOA.

“Ella [Castro] ha estado compartiendo desde hace muchos meses y posiblemente años, en los últimos dos años, con Washington”.

“Consideramos a Estados Unidos como el mejor aliado de Honduras en materia histórica, en todos los campos. Yo no soy el presidente, pero nuestras relaciones con Washington, y especialmente en este momento de la presidenta electa del país, son muy buenas”, agregó.

Cabe anotar, no obstante, que durante el gobierno de Manuel Zelaya, hubo un distanciamiento entre Honduras y Estados Unidos. En ese entonces Zelaya se acercó a Fidel Castro en Cuba y a Hugo Chávez en Venezuela, este último, tras el golpe, lo designó en un alto cargo en Petrocaribe, una empresa estatal venezolana surgida en 2005 que suministra petróleo y derivados con facilidades financieras a países de la región. Y es por eso que sus críticos temen la influencia que Zelaya pueda tener en el nuevo gobierno. “Hay algún escepticismo respecto al control que pudiese tener Mel Zelaya sobre la presidenta”, señala Anduray.

Tras la salida de Manuel Zelaya por el golpe de Estado, Chávez acusó a Estados Unidos, en ese entonces bajo la presidencia de Barack Obama, de haber estado detrás de la operación, algo que fue negado por Robert Appin, subdirector de Asuntos Públicos del Comando Sur, que supervisa las operaciones militares estadounidenses en América Latina.

Zelaya criticó la lenta reacción de EE. UU. ante el golpe, y a Obama por “cambiar de postura” y dejarlo “en medio del río”.

En 2017, Zelaya denunció un supuesto fraude electoral en los comicios de Honduras, donde era coordinador de la oposición, tras un cambio inesperado en los resultados que otorgaron la reelección a Juan Orlando Hernández, y aseguró que la administración republicana de Donald Trump “apoyó un fraude” en esos comicios, algo que Estados Unidos ha negado en reiteradas ocasiones.

Tanto la embajada estadounidense en Honduras como el Departamento de Estado publicaron breves comunicados en ese entonces en los que pedían a las autoridades electorales trabajar sin interferencias y dijo que confiaban en la labor de los observadores internacionales.

Zelaya no olvida todas esas desaveniencias. “Hace cuatro años, el gobierno de Estados Unidos, dirigido por el presidente Donald Trump, vino a apoyar un fraude electoral. Hoy, cuatro años después, el presidente [Joe] Biden viene a apoyar el respeto a la voluntad popular. O sea, que hay un cambio bien significativo dentro de Estados Unidos”, dijo Zelaya a VOA.

Xiomara Castro de Zelaya es la primera mujer en gobernar Honduras, y algunos críticos dicen que su esposo gobernará tras bambalinas.

“La silla presidencial sólo tiene una firma y los que opinan así, menosprecian los valores de la mujer”, recalcó Zelaya. “Nosotros simplemente con el nombramiento que ella nos ha hecho, como asesores, estaremos ayudando, cooperando con ella en forma permanente”. Pero otros ven en este hecho, una práctica de nepotismo.

“El triunfo de Xiomara [Castro] como mujer, más el respaldo popular, representan una nueva esperanza para el país”, dijo Zelaya. “Xiomara se convirtió en un símbolo para revertir el golpe de Estado”, agregó.

Algunos expertos consideran que la influencia de Zelaya será poderosa y terminará alineándose al resto de países que se autodenominan de izquierda. Eso vislumbran algunos sociólogos como Pablo Barahona Kruger, exembajador ante la OEA y expresidente de la Comisión de Asuntos Jurídicos y Políticos de dicho organismo.

Y menciona que Honduras y varios países de la región “son campo fértil” para que se desarrollen gobiernos populistas, debido al cansancio “de una derecha corrupta y prebendaria” que obliga a la ciudadanía a girar “hacia la izquierda que, en algún momento, lamentablemente, también resulta corrupta, populista y prebendal”.

“Por eso es que pienso que en Latinoamérica, sobre todo, [que] pese a ser una subregión riquísima en recursos naturales e incluso ya con una capacidad instalada de gente educada, de líderes renovados, es lo cierto que no termina de salir del subdesarrollo y un subdesarrollo muy palmario que nos convierte en la región más desigual del mundo”.

Por tanto Kruger no espera “de esta nueva camada de la izquierda mucha renovación de las mañas y las poses que frecuentemente, tanto izquierda como derecha, ensayan en nuestros países en la política nacional y en su posicionamiento geopolítico, incluso en relación a otros países”.

El diplomático y analista asegura que con el tiempo la izquierda termina traicionando los ideales “que se supone están para servir a la gente, para fortalecer a las clases medias y bajas, pero ciertamente, sobre todo, para humanizar”, y en cambio se convierten en “dictadores latinoamericanos” como Nicolás Maduro, Daniel Ortega o, en su momento, también como los Castro en Cuba.

“Yo no espero en Honduras una mayor renovación ni mayor profundidad… lo que no es muy diferente de lo que vemos en Nicaragua, que también es una dinastía entre Ortega y Murillo. Aquí no estamos viendo otra cosa que la esposa del expresidente Manuel Zelaya y Xiomara, en ese sentido, pese a tener retos inconmensurables, con uno de los países más pobres y violentos de la región, lo cierto es que me parece que por la víspera no viene más que a replicar lo que ya hemos visto antes y a replicar esas mismas mañas y esas mismas poses”.

Otros analistas con pragmatismo

Tiziano Breda, analista de Centroamérica del International Crisis Group prefiere ver con pragmatismo la llegada de Castro al poder, y lo dice con base en que dentro del partido Libre “existen muchas corrientes, incluyendo “ex-liberales o liberales que se opusieron al golpe de Estado que derrocó a Manuel Zelaya en 2009. Y por lo tanto, tienen unas posiciones más centristas”.

Menciona que Libre, partido en el cual triunfó Xiomara, ha evolucionado en los últimos años y ha tenido una actitud menos radical sobre ciertos temas. “Ha tenido una actitud más pragmática en su acercamiento y relación y posiciones sobre el sector privado, sobre relaciones con Estados Unidos, que hacen pensar que pueda tener una posición más balanceada”, comenta a la VOA.

En ese sentido considera que Washington podría tener un aliado en un punto clave de la región, puesto que Honduras es un país fundamental en Centroamérica para Estados Unidos, porque es el único país que tiene una base militar.

“En la región, Honduras tiene un vínculo muy estrecho desde el punto de vista de seguridad. También es crucial por todo el tema del narcotráfico… y, en los últimos años en particular, se ha vuelto también un país expulsor de una cantidad enorme de ciudadanos que van migrando hacia Estados Unidos. Por lo tanto, pues, es un país de crucial importancia para Washington”.

Las relaciones con otros países

Los gobiernos de Cuba, Venezuela y Nicaragua estuvieron entre los primeros en felicitar a Castro por su victoria encendiendo nuevamente críticas en su contra, quienes reavivaron el discurso del “comunismo”.

En respuesta, Zelaya dijo que comunismo no es “la palabra más acertada para el Partido Libre”, que cataloga como “un partido progresista, un partido de nueva izquierda”.

“El partido ha planteado un proceso democrático, profundamente social. Es algo que tiene que ver con una nueva izquierda a nivel latinoamericano. Representa una nueva visión de la sociedad, eminentemente dialéctica y con conformación eminentemente social y popular. Se equivocaron los que nos acusaron”, agregó.

Pero con el tema de Centroamérica, sobre todo Nicaragua y la crisis que se vive desde 2018 con Daniel Ortega, y la deriva autoritaria de la cual se señala a Nayib Bukele en El Salvador, Zelaya fue cauto.

“Nuestras relaciones con los países son cordiales, son de respeto, son como vecinos. Siempre luchamos por la integración económica de Centroamérica y lógicamente no nos inmiscuimos, no nos involucramos en sus asuntos internos. El respeto al derecho ajeno, el respeto a la independencia y a la soberanía de los países de Centroamérica es lo que nos mantiene en buenas relaciones armónicas”, dijo al consultársele al respecto.

Kruger cuestiona esta postura de Zelaya. “El apoyo silencioso a la dictadura de Daniel Ortega y Murillo por parte de Honduras se ve venir. Esa alineación hacia la izquierda es esperable, pero no por eso es estable ni justificable desde el punto de vista ético”.

Al finalizar la entrevista con el expresidente Zelaya la VOA le consultó al exmandatario sobre la crisis nicaragüense, pero prefirió no hablar más del tema.

VOA – ¿Qué piensa de la crisis en Nicaragua? ¿Me puede dar un comentario?

Zelaya – Esa pregunta ya está repetida, está contestada.

VOA – ¿No tiene algún comentario que añadir, por ejemplo, sobre el presidente Ortega?

Zelaya – La pregunta fue muy amplia y yo se la contesté ampliamente. No sé por qué quedaron dudas de eso.

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