En las cumbres nevadas de la cordillera de Tien-Shan en Kirguistán, un grupo de personas asciende a pie hasta una zona remota para controlar y reubicar las cámaras trampa que vigilan la fauna silvestre, como el esquivo leopardo de las nieves, el “espíritu de las montañas”. Ex cazadores y pescadores, estos lugareños trabajan ahora como guardabosques comunitarios, patrullando la Reserva Natural de Baiboosun. Esta microrreserva, establecida por los aldeanos en colaboración con la organización no gubernamental local Central Asian Mountain Partnership (CAMP) Alatoo, se creó para proteger la flora y fauna locales. Tras consultas con las comunidades de la zona, la reserva comprende 14 000 hectáreas de pastizales y glaciares, con normas estrictas sobre actividades como la caza y el pastoreo.
Desde entonces, las poblaciones de leopardo de las nieves y cabra montés están aumentando dentro de la reserva. Los miembros de la comunidad están aprovechando las nuevas oportunidades económicas que esto ofrece, desde gestionar casas de huéspedes hasta producir queso y elaborar recuerdos de fieltro. También han surgido el turismo sostenible y las empresas ecológicas basadas en el alojamiento en yurtas, los productos ecológicos, los senderos naturales y la equitación.
“Si no somos nosotros, ¿quién se preocupará por estos lugares de belleza única?”, se pregunta Baatyrbek Akmatov, Director de la Reserva Natural de Baiboosun. “Por eso todos los residentes locales apoyaron esta idea: para hacer un valioso regalo a las generaciones futuras”.
La Reserva Natural de Baiboosun, establecida en Kirguistán, forma parte de una iniciativa principal de varios países para restaurar ecosistemas en regiones montañosas de Kirguistán, Serbia, Rwanda y Uganda. Coordinada por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), la Secretaría de la Alianza para las montañas de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y el Convenio de los Cárpatos, es una iniciativa de restauración de ecosistemas a gran escala y a largo plazo del Decenio de las Naciones Unidas sobre la Restauración de los Ecosistemas.
Por su éxito en la recuperación de hábitats y especies —como el leopardo de las nieves, el gorila de montaña y el oso pardo—, la iniciativa fue galardonada como una de las 10 primeras iniciativas emblemáticas de las Naciones Unidas para la restauración mundial. Al compartir y aprovechar las lecciones aprendidas en los cuatro países montañosos, la iniciativa demuestra lo que se puede conseguir cuando los países trabajan juntos para proteger sus paisajes de montaña.
En otra parte del continente asiático, la FAO trabaja en asociación con el Ministerio de Cambio Climático del Pakistán, los departamentos forestales provinciales y las comunidades locales para revertir la deforestación y la degradación forestal de los bosques de pinos chilgoza en la región noroeste del país. Muy vulnerables al cambio climático, los pinos chilgoza (Pinus gerardiana) son una especie importante y de gran valor y un elemento genuino de los ecosistemas forestales templados secos, que regulan los flujos de agua y conservan la biodiversidad. También tienen el potencial de contribuir con decenas de millones de USD a la economía local proporcionando productos como piñones, plantas medicinales, setas y leña.
La FAO proporcionó 600 conjuntos de herramientas a los comités locales para la recogida de piñas, lo que permitió una recolección más sostenible de los piñones chilgoza. El resultado fue una reducción del 25% del daño causado a los árboles, todo ello sin recurrir a la tala de árboles o ramas. Además, la iniciativa estableció siete unidades de procesamiento de piñones chilgoza en lugares estratégicos para ayudar a la comunidad local a elaborar productos de más valor y obtener mayores ingresos.
Faizul Bari, Asesor de la FAO para la gestión de los recursos naturales en el Pakistán, afirma: “adaptar métodos adecuados de recolección de piñas y promover el desarrollo de las cadenas de valor locales son los elementos esenciales que contribuyen a promover la restauración sostenible y la conservación de los bosques de pinos chilgoza en el Pakistán”.
Este trabajo forma parte de la Iniciativa de restauración financiada por el Fondo para el Medio Ambiente Mundial, implementada por la FAO, la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza y el PNUMA para superar los obstáculos para la restauración y recuperación de paisajes degradados en 10 países de Asia y África.
Las montañas albergan magníficos ecosistemas que proporcionan agua dulce cada día a la mitad de la humanidad y ayudan a contrarrestar los efectos del cambio climático. Además, ofrecen sustento directo a los 1 100 millones de personas que viven en comunidades de montaña, así como a otros miles de millones en las tierras bajas circundantes. Cuando los ecosistemas de montaña están sanos y funcionan, sus beneficios van mucho más allá de las regiones montañosas.
Sin embargo, la crisis climática, la pérdida de biodiversidad, los cambios en el uso de la tierra y la contaminación están degradando los ecosistemas de montaña, con profundas consecuencias para la vida y los medios de subsistencia de las personas que viven en las zonas de montaña y sus alrededores.
Este año, con motivo del Día Internacional de las Montañas, la FAO hace hincapié en la restauración de los ecosistemas de montaña. Detener, prevenir y revertir la degradación de las montañas puede ayudar no solo a proteger servicios ecosistémicos vitales como el agua, sino también contribuir a aumentar la resiliencia climática de las comunidades de montaña y crear nuevos empleos para las economías rurales.
La historia y las fotos relacionadas se pueden encontrar en: https://www.fao.org/fao-