Por Shabtai Gold (dpa)
Estambul/Diyarbakir, 8 jun (dpa) – Los resultados de las elecciones legislativas en Turquía se están percibiendo como un serio revés para el presidente Recep Tayyip Erdogan y sus esfuerzos de consolidarse en el poder, pero la perspectiva de que concluya la hegemonía de un gobierno de un único partido podría también significar que el país gane en estabilidad política y económica.
A pesar de las preocupaciones de una frágil coalición de corto recorrido, los analistas consideran que las elecciones del domingo serán una bendición para la joven democracia turca, que ha puesto bajo lupa a Erdogan.
El Commerzbank, en un documento de análisis, señala un posible descontento de los mercados financieros por el temor a un gobierno de coalición que no sea estable y advierte en contra de la volatilidad de la lira turca en el futuro inmediato.
“Pero no hay duda alguna que Turquía tenía que enfrentarse a un resultado como el obtenido ayer para seguir hacia la siguiente fase de la evolución democrática”, se señala en el informe del banco.
La formación kurda Partido Democrático Popular (HDP) recibió el 13 por ciento de los votos y entrará por primera vez en el Parlamento a nivel nacional, algo que contribuirá a la cohesión social en un país ha sido testigo de una profunda polarización.
El resultado superó las expectativas del HDP, que está cambiando de pies a cabeza, transformándose desde sus raíces como partido kurdo para pasar a ser un movimiento de izquierda liberal que quiere captar el voto de todos los progresistas, inclusive el de los jóvenes turcos que salieron a protestar en 2013 con el plan de urbanismo en el parque Gezi.
Fadi Hakura, miembro del “think tank” londinense Chatham House, considera que la entrada del HDP en el Parlamento mantendrá vivo el alto el fuego acordado hace dos años entre el Partido de los Tabajadores del Kurdistan (PKK) y el Ejército turco. “En adelante veremos que continúa el cese de hostilidades actual”, señaló.
No obstante, la falta de un gobierno claro significará también que el proceso de paz con el PKK, que ha estado estancado en los últimos meses, no avanzará en el próximo período.
Al partido de Erdogan, el AKP, le faltó poco para hacerse con una mayoría simple por primera vez desde que llegó al poder en 2002, cuando se puso fin a una era de frágiles gobiernos de coalición y un declive económico que sembró el caos en el país y en sus finanzas.
El presidente esperaba que el partido que él fundó consiguiese el 60 por ciento de votos en el Parlamento, lo que le hubise permitido sacar adelante un referéndum constitucional con el que pretendía reforzar la figura del presidente. Sin embargo, en los últimos tiempos los críticos subrayaron el temor de que Erdogan se estuviera convirtiendo en un líder autoritario.
“No va a dejar que esto le aplaque, eso podemos darlo por seguro. Él seguirá intentando afianzarse en el poder”, señala Gareth Jenkins, un experto turco del programa de estudios Ruta de la Seda.
Jenkins cree que las críticas al liderazgo de Erdogan y el AKP, una fuerza islámica y conservadora, no sólo provienen de voces seculares, sino también de gente de su propio partido. “Muchos musulmanes conservadores están horrorizados por el creciente autoritarismo de Erdogan”, señala.
El AKP luchará por conformar un gobierno de minoría y el resto de partidos tendrá poco que ganar por prestarle su apoyo.
El Partido Movimiento Nacionalista (MHP) -de ultraderecha y opuesta a los acuerdos de paz con los kurdos- podría acceder a entrar a formar parte del gobierno, pero pedirá al AKP que imponga restricciones a Erdogan.
El MHP “no querrá que Erdogan meta su pesada mano en el gobierno”, señala Gonul Tol, director del centro para estudios turcos del Instituto de Oriente Próximo.
Erdogan luchará por mantener el control pero podría sufrir un revés de su propio partido, el AKP, cuando el partido intente manejar la pérdida de votos, un hecho que podría poner de relieve sus puntos débiles cuando antes era un frente unido.
“El AKP tendrá que volver a su esencia. Estamos viendo oposición a Erdogan dentro del partido. Podría haber un movimiento en el partido para aislar a Erdogan”, dijo Tol.
“Erdogan es el perdedor aquí. Al final, creo, perderá su fuerza sobre el partido”, agregó.
Los expertos apuntan que el AKP afianzó su popularidad gracias a una década de estabilidad económica, pero en los últimos tiempos el crecimiento económico se ha ralentizado y no hay a la vista una recuperación, lo que hizo declinar el apoyo al partido gobernante.
Y por último, el primer ministro Ahmet Davutoglu, quien lideró el partido en estas elecciones, podría ser quien acabase en problemas, pues su forma desafiante de declara la victoria tras los comicios llevó a que algunos analistas cuestionasen si realmente Davutoglu se había dado cuenta del resultado real.
“Hasta para sus estándares fue un discurso muy pobre y desesperado”, señaló Jenkins, quien advirtió que se avecina un periodo tormentoso para Turquía.