Encíclica de Papa Francisco pide terminar con el neoliberalismo

» La fraternidad y la amistad social son las vías indicadas por el Pontífice para construir un mundo mejor, más justo y pacífico, con el compromiso de todos: pueblo e instituciones.

» Reafirmado con fuerza el no a la guerra y la globalización de la indiferencia.

Ciudad del Vaticano, 5 oct (elmundo.cr) – En su nueva encíclica “Fratelli tutti” (Hermanos todos), el papa Francisco denunció las desigualdades y el “virus del individualismo” y pide el fin “del dogma neoliberal” e insta a la fraternidad “con hechos y no solo con palabras”.

En el documento escrito en castellano, el pontífice argentino retoma los temas sociales abordados a lo largo de siete años y medio de pontificado y reflexiona sobre un mundo azotado por las consecuencias de la pandemia de coronavirus. Francisco condena el “dogma neoliberal”, un “pensamiento pobre, repetitivo, que propone siempre las mismas recetas frente a cualquier desafío que se presente”.

“La especulación financiera con la ganancia fácil como fin fundamental sigue causando estragos”, advierte, y agrega que “el virus del individualismo radical es el virus más difícil de derrotar (…) Es posible aceptar el desafío de soñar y pensar en otra humanidad. Es posible anhelar un planeta que asegure tierra, techo y trabajo para todos”, hizo hincapié el papa.

En la encíclica, Francisco reivindica el derecho de todo ser humano de vivir “con dignidad y desarrollarse plenamente” y recuerda que la pandemia evidenció la incapacidad de los dirigentes de actuar conjuntamente en un mundo falsamente globalizado. “La fragilidad de los sistemas mundiales frente a las pandemias ha evidenciado que no todo se resuelve con la libertad de mercado”, subrayó. “Vimos lo que sucedió con los adultos mayores en algunos lugares del mundo a causa del coronavirus. No tenían que morir así (…), cruelmente descartados”, lamentó el pontífice.

“Es posible anhelar un planeta que asegure tierra, techo y trabajo para todos. Este es el verdadero camino de la paz, y no la estrategia carente de sentido y corta de miras de sembrar temor y desconfianza ante amenazas externas (…) La paz real y duradera sólo es posible desde una ética global de solidaridad y cooperación al servicio de un futuro plasmado por la interdependencia y la corresponsabilidad entre toda la familia humana”.

“Todavía estamos lejos de una globalización de los derechos humanos más básicos. Por eso la política mundial no puede dejar de colocar entre sus objetivos principales e imperiosos el de acabar eficazmente con el hambre. Porque cuando la especulación financiera condiciona el precio de los alimentos tratándolos como a cualquier mercancía, millones de personas sufren y mueren de hambre. Por otra parte, se desechan toneladas de alimentos. Esto constituye un verdadero escándalo (…) El hambre es criminal, la alimentación es un derecho inalienable”.

Tras reiterar su oposición a “la cultura de los muros”, el papa Francisco instó a una nueva ética en las relaciones internacionales, llamó al diálogo y defendió nuevos senderos para llegar a la reconciliación entre los pueblos. “El mundo de hoy es en su mayoría un mundo sordo”, apuntó el papa, que pide también una reforma estructural de las Naciones Unidas.

Reiteró la total oposición de la Iglesia a la pena de muerte y habla de la cuestión de la deuda externa de los países que “debe ser pagada pero sin perjuicio al crecimiento y subsistencia de los países más pobres (…) Hoy decimos con claridad que la pena de muerte es inadmisible y la Iglesia se compromete con determinación para proponer que sea abolida en todo el mundo”, escribió.

“No es posible decretar una ‘reconciliación general’ pretendiendo cerrar por decreto las heridas o cubrir las injusticias con un manto de olvido”, subrayó Francisco, que cita el Holocausto, los bombardeos en Hiroshima y Nagasaki, las persecuciones, el tráfico de esclavos y las matanzas étnicas.

El Papa también lanzo una especie de advertencia a los políticos en todos los continentes que se sienten “autorizados por su fe para sostener diversas formas de nacionalismos cerrados y violentos, actitudes xenófobas, desprecios o incluso maltratos hacia los que son diferentes”, lamentó.

“Anhelo que en esta época que nos toca vivir, reconociendo la dignidad de cada persona humana, que podamos hacer renacer entre todos un deseo mundial de hermandad (…) Se necesita una comunidad que nos sostenga, que nos ayude y en la que nos ayudemos unos a otros a mirar hacia delante. ¡Qué importante es soñar juntos!” finalizó el Vicario de Roma.

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