Susana Madera
Océano Pacífico (Ecuador), 8 mar (EFE).- El monte submarino Paramount, situado a 360 kilómetros de Isabela, la más grande las Islas Galápagos (Ecuador), es el “restaurante” de decenas de especies endémicas y migratorias que transitan por la “migravía” (corredor migratorio marino), que conecta las aguas de Panamá, Costa Rica, Colombia, Ecuador con un espacio de aguas internacionales.
Así lo aseguró a EFE el investigador argentino de Greenpeace Hernán Pérez Orsi, mientras el barco Arctic Sunrise, de la organización ecologista, navegaba sobre las aguas del monte Paramount en una misión científica para documentar su biodiversidad.
“Es una isla sumergida, un volcán que no llegó a la superficie”, cuya cumbre quedó a 230 metros debajo de la superficie del mar, mientras que las laderas van ganando profundidad hasta los 2.300 y 2.500 metros.
Se trata de un lugar de refugio para especies bentónicas, que son aquellas que, pegadas al fondo pueden construir sus hábitats, y esto genera también refugio para peces. Es un lugar con disponibilidad de alimentación “y son como sitios de repostaje en esta ‘migravía'”, dijo Pérez Orsi.
“Las especies que utilizan la migravía para desplazarse tienen en estos montes submarinos, como esos restaurantes que hay en la ruta donde uno se detiene a comer”, dijo como ejemplo.
Para el argentino, el monte Paramount “es un restaurante en esa ruta, para que los animales tengan un sitio donde juntarse, donde tener disponibilidad de nutrientes y que les sirva para continuar en su viaje”.
Un volcán bajo el agua
Con una base de 400 kilómetros cuadrados, el Paramount tiene la misma forma que un volcán: un cráter en su centro, con una meseta alrededor con mucho desplazamiento, con poco ángulo hacia la zona sureste y un ángulo abrupto hacia el noroeste.
“Hay circulación marina que se detiene y aporte de nutrientes con aguas ascendentes, lo que genera un proceso virtuoso. Aguas cargadas de nutrientes se encuentran con aguas cargadas de oxígeno y esta combinación genera, junto con la luz solar, condiciones ideales para el desarrollo de vida”, detalló.
En la zona, científicos de las fundaciones Charles Darwin (FCD) y Jocotoco tomaron muestras de ADN del agua, y lanzaron cámaras a distintas profundidades a fin de conocer más sobre su biodiversidad.
“Es una manera más eficiente para recoger información sobre el uso de esos sitios por tiburones, tortugas marinas, ballenas, delfines y otras especies, como atunes”, dijo a EFE el oceanógrafo Stuart Banks, de la FCD.
En el proceso de investigación se hizo en coordinación con el Parque Nacional Galápagos, señaló Banks al anotar que la información se compara luego con las de otros países pues cada área protegida dentro de las aguas territoriales están conectadas y hay una dependencia entre las diferentes zonas por especies migratorias, y la protección de cada una de esas áreas afecta a los demás.
Con esa información, buscan que los Gobiernos comprendan la importancia de proteger los mares y ratifiquen el Tratado Global de los Océanos, firmado en marzo del año pasado en el marco de las Naciones Unidas.
Pesca en la zona
En Paramount, que está a unos 140 kilómetros de aguas internacionales, el manejo pesquero depende “pura y exclusivamente” de lo que determina Ecuador”, señaló Pérez Orsi.
“Pero fuera de la zona económica exclusiva ecuatoriana tenemos muchísima pesca por parte de flotas internacionales, en sitios tan importantes como éste para la biodiversidad, y esos lugares están bajo una regulación muy pobre, que no alcanza los estándares mínimos para pensar en una conservación, en una sustentabilidad y en un manejo razonable de los recursos”, incidió.
El Tratado de los Océanos suplirá esa carencia en la reglamentación y dará a los diferentes países del mundo y, especialmente a los costeros que tienen intereses sobre las aguas alejadas a su jurisdicción, “herramientas para la protección y el manejo sustentable”, sostuvo Pérez Orsi.
Por ello consideró importante que “todos los países de la región ratifiquen el Tratado”, mientras Banks señaló que el 70 % del planeta “es azul”.
“Trabajemos lo más rápido posible para tener el 30 % de las aguas internacionales protegidas para el año 2030. Eso es un compromiso, el reloj está corriendo, el tiempo es poco”, dijo Pérez Orsi al recordar que por ahora sólo Chile y la pequeña república insular de Palau han ratificado el Tratado.
“Estamos corriendo para que 58 países más ratifiquen el Tratado y empecemos a sentarnos en la mesa y hablar de estos sitios importantes para la biodiversidad y cómo vamos a hacer para preservarlos para generaciones futuras”, finalizó. EFE