El desplome chino anuncia épocas turbulentas para la economía mundial

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ANÁLISIS

Por Andreas Landwehr (dpa)

Pekín, 24 ago (dpa) – Los problemas en China se han expandido como la pólvora en todo el mundo. El dramático desplome de sus mercados ha repercutido como una ola en las principales plazas bursátiles, desde Tokio hasta Fráncfort y Nueva York, mientras que el aluvión de malas noticias sobre la segunda mayor economía del mundo despierta los temores a una caída de sus cifras de crecimiento.

Muchos países dependen en gran medida de China y eso los hace muy vulnerables. En momentos en que el crecimiento del gigante asiático se desacelera, la repercusión de su evolución se hará sentir a nivel mundial.

No pocos analistas aseguran que las aguas económicas se verán revueltas en estos próximos tiempos, sobre todo en aquellos países que tienen un fuerte vínculo de exportación con China, que ya se vio frente a enormes desafíos al estallar la crisis financiera de 2008. Esos desafíos ahora han quedado al descubierto a nivel global.

“Las turbulencias en las bolsas, la creciente fuga de capitales y la caída de las exportaciones son una dura prueba para la cúpula china”, comenta a dpa Sandra Hepp, del Instituto China Merics. “Tras la intervención desesperada en las bolsas, la devaluación del renminbi (yuan) dejó en claro que Pekín tiene los nervios a flor de piel”.

El gobierno inyectó miles de millones en el mercado, pero no logró estabilizarlo. El profesor de Economía Hu Xingdou, del Instituto de Tecnología de Pekín, criticó, como muchos otros, el “derroche” de las autoridades.

“Tarde o temprano, el mercado de acciones sólo puede mejorar si se solucionan los problemas económicos”, observa el experto. “Cuanto mayor es la intervención, peor se desarrolla el mercado”, opina. “Es un círculo vicioso”.

El actual desplome echó por tierra todas las ganancias de este año. Además, la caída de los valores registrada desde mediados de junio implica la pérdida de más de cuatro billones de dólares (casi 3,5 billones de euros) en valores, y pese a toda intervención los valores cedieron aproximadamente un 40 por ciento.

Sólo fue una burbuja, ya que desde el año pasado la propaganda alababa los mercados y atraía a muchos inversores, fueran grandes o pequeños. Ayudantes de limpieza, taxistas y estudiantes probaban suerte en “chao gut” (algo así como “revuelto de acciones”).

“Es un error creer que una bolsa que sube un 150 por ciento sin que haya buenas cifras económicas también puede ser estable”, comenta a dpa el presidente de la Cámara de Comercio de la Unión Europea en China, Jörg Wuttke. Lamentablemente, añade, el gobierno recurrió a cuantiosas sumas para mantener altos los cursos. “Pero las fuerzas del mercado son más ‘fuertes”, observó Wuttke, que además apunta que existen motivos psicológicos: “La gente ahora entra en pánico”.

La pregunta central es cómo repercutirá la caída de los valores en la economía real. “El problema fundamental no son los precios de los títulos, sino la demanda débil, la sobreoferta de capacidades y la excesiva deuda en el sector empresarial”, observa Wuttke. También es difícil reavivar el sector de los servicios para generar nuevos puestos, dice quien sostiene que China está ante un verdadero dilema porque su crecimiento sólo es sostenido a través de las exportaciones e inversiones.

“Las exportaciones andan cabeceando a raíz de la débil demanda mundial (…) y hoy todos saben que no se pueden construir cada vez más aeropuertos, estaciones y calles”, observa quien apunta además que si bien se han anunciado reformas que le otorgarían un mayor protagonismo al mercado, la puesta en práctica de las medidas está siendo muy lenta.

“En algunos sectores se han producido progresos, pero gran parte de las reformas económicas aún están pendientes”, insiste. A nivel mundial incluso se ven retrocesos. “En muchas empresas extranjeras cunde la sensación de que no se está dando ninguna apertura de los mercados, sino, al contrario, que las reformas sólo benefician a las empresas nacionales y empujan a las extranjeras fuera del mercado”. Esa tendencia ahuyenta las inversiones.

No se sabe cuándo concluirá la caída en picada. Ahora, a raíz de la fuerte intervención, los mercados chinos son sumamente dependientes del respaldo público.

“Si hubiese indicios de una posible retirada del Estado de los mercados, el pánico podría abrirse paso en cualquier momento”, advierte la especialista de Merics, Hepp, que asegura que ese escenario no mejorará en el corto plazo. “Las turbulencias están lejos de haber pasado”.

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