Por Gabriel Tuñez (dpa)
Buenos Aires, 14 feb (dpa) – La presidenta argentina, Cristina Fernández de Kirchner, atraviesa, a menos de un año de su salida del poder, una crisis política provocada por la extraña muerte del fiscal Alberto Nisman y la acusación de encubrir a los responsables del ataque terrorista a la AMIA, el mayor en la historia del país.
Desde el 14 de enero, cuando Nisman presentó, cuatro días antes de aparecer muerto con un disparo en la cabeza, su denuncia contra la jefa de Estado y varios de sus colaboradores, Argentina vive en un estado de convulsión que, lejos de disiparse, se acrecienta en cada jornada.
Gerardo Pollicita, el fiscal que sucedió a Nisman, decidió este viernes continuar el camino de su colega al considerar que Kirchner, su ministro de Relaciones Exteriores, Héctor Timerman, y otros colaboradores de gobierno promovieron acciones en secreto para beneficiar a siete ciudadanos iraníes acusados de participar en el atentado a la AMIA, cometido el 18 de julio de 1994 y que dejó 85 muertos.
“Imputación in memorian”, tituló hoy el diario “Perfil” en referencia a que la determinación de Pollicita resultó una suerte de homenaje al trabajo de Nisman, que se hizo público justamente hace un mes. Sin embargo, el dictamen del fiscal no es una medida definitiva, sino que la acusación debe ser ratificada por un magistrado.
El encargado de hacerlo o de rechazarlo será el juez federal Daniel Rafecas, que decidió anticipar el final de sus vacaciones y tomar el caso a partir del miércoles próximo, tras los festejos del carnaval en Argentina.
Dirigentes de la oposición, entre ellos la diputada nacional Laura Alonso (PRO), consideraron que la imputación impulsa la necesidad de estudiar un posible juicio político contra la presidenta.
Esa opción requeriría de varios pasos anteriores, entre ellos que la Justicia citara a declarar a la mandataria y después que comprobara su culpabilidad en el presunto encubrimiento.
“No hay elementos” para que Kirchner sea convocada a dar su testimonio ante un juez, aseguró hoy el secretario general de la Presidencia, Aníbal Fernández. Para hacerlo, sostuvo, “tiene que haber elementos más que claros” que la imputen en el caso.
Para la oposición al gobierno, Argentina vive una situación de “suma gravedad institucional” desde que Nisman imputó a la presidenta.
Sin embargo, el panorama se agravó cuando el fiscal apareció muerto el domingo 18 de enero. Su cuerpo fue encontrado en el baño de su vivienda, con una herida de bala en la cabeza, una pistola en su mano derecha y cientos de papeles desparramados en la mesa: la denuncia que tenía previsto ratificar al día siguiente en el Congreso argentino.
Si bien hasta el momento las pericias incluidas en la investigación de la muerte apuntan a la teoría de un suicidio, la sociedad argentina sospecha que se trató de un homicidio y que detrás del hecho se encuentra el poder político, entre otros posibles culpables, según reflejaron varias encuestas privadas.
En ese escenario intentan moverse Kirchner y su gabinete justo en el último tramo de su gestión, que al cabo de ocho años al frente del país finalizará el 10 de diciembre próximo.
La imagen de la jefa de Estado se desplomó en lo que va de 2015. Además, el anuncio de una marcha a la histórica Plaza de Mayo, impulsada por un grupo de fiscales para este miércoles, cuando se conmemorará un mes de la muerte de Nisman, amenaza con transformarse en una movilización masiva y con fuertes críticas a la mandataria.
Para el politólogo e investigador argentino Diego Reynoso, la postura que tomó en este último mes la presidenta, más cerca de “una analista de la realidad que de un objeto de denuncia”, complica las posibilidades del kirchnerismo de ganar las elecciones de octubre próximo. Para cambiar esta situación, dijo, la jefa de Estado debe “concentrarse en los temas generales del país y abandonar la ironía”.
En declaraciones a dpa, Reynoso destacó que Argentina no cuenta con una oposición organizada para ganar los próximos comicios, sino que hasta el momento los rivales más fuertes del kirchnerismo parecen estar representados por “un grupo de jueces y fiscales, algunos medios de comunicación y una ciudadanía que no está enrolada en un partido político. Por ese motivo esta circunstancia no necesariamente conduce a una derrota del kirchnerismo”, analizó.
En este escenario, algunos analistas resaltaron que tampoco ayuda al gobierno la situación económica del país. Para el economista José María Fanelli, el año comenzó con una economía estancada, “que exporta cada vez menos, reprime las importaciones y depende del consumo privado y público para mantener el nivel de actividad. Esto no va a durar”, pronosticó en un informe.