Cristina Alonso Pascual
Rye (R.Unido), 29 ene (EFE).- El negocio del vino, asociado a latitudes más templadas, empieza a poblar las islas británicas debido al cambio climático, que permite plantar vides de nuevos tipos de uva, aunque a la vez pone en peligro los cultivos por la meteorología extrema.
Los viticultores del Reino Unido reconocen que los beneficios para el sector pueden ser temporales, con los fenómenos meteorológicos que también trae consigo el calentamiento global.
Kristin Syltevik, recibe a EFE en su viñedo ecológico, Oxney Organic Estate, durante un día de poda. De fondo, el suelo del viñedo se descongela tras una helada de enero, en medio de uno de los temporales que azotaron este mes el Reino Unido, cada vez “mayores”.
“Si hay viento, es mucho más; si llueve, sencillamente no para; y si tenemos un período de sequía, se extiende por mucho tiempo”, ejemplifica.
No es la única persona que piensa que la meteorología es más “violenta” en los últimos años. Sam Lindo, enólogo de Camel Valley, viñedo en el suroeste de Inglaterra, también muestra preocupación por el futuro de la uva en el Reino Unido.
“Quizás hasta 2017 solo había ventajas, pero ahora el cambio climático nos está trayendo muchos más riesgos”, señala a EFE.
Nuevas variedades de uva, pero en riesgo
Mientras la producción de vino en otros países, como España, se veía perjudicada por las sequías y otros fenómenos meteorológicos, los viñedos del Reino Unido lograban ciertas ventajas del aumento de las temperaturas, como explican expertos del Plumpton College.
Entre ellas, la posibilidad de hacer crecer nuevas variedades de uva, como la chardonnay o la pinot noir, en territorio británico, así como aumentar la producción.
Según datos de la industria publicados por la asociación del sector WineGB, 2023 fue el año en que el Reino Unido registró su mayor cosecha, superando en un 60 % la de 2018, que hasta el momento lideraba la clasificación, esto es, entre 20 y 22 millones de botellas, frente a las 13,1 de cinco años antes.
Según explica a EFE Will White, coordinador de agricultura sostenible de la organización agrícola Sustain, los viñedos sirven muy bien para ejemplificar el calentamiento global, ya que la uva se caracteriza por permitir “paladear el cambio climático”.
“Si pruebas un vino de Borgoña (Francia) de hace 30 años, será mucho más ligero, mucho más ácido que el actual, ya que ahora se registran constantemente temperaturas de 30-35 grados durante todo el verano”, apunta el experto.
Sin embargo, el del vino es “un pequeño éxito” dentro de la perspectiva negativa que ofrece el calentamiento global para el sector agroalimentario del Reino Unido, cuya producción peligra por los fenómenos meteorológicos extremos.
Así, White apuesta por una acción gubernamental que garantice las cadenas de suministro internacionales y, al mismo tiempo, apoye y proteja a los agricultores británicos.
Hacer frente al cambio climático
Dentro de las vallas que limitan su bodega, Syltevik trata de aportar su grano de arena para hacer frente al cambio climático.
Allí, las ovejas que recorren los viñedos se encargan de limpiar el entorno de las vides, mientras que los paneles solares que se sitúan sobre los tejados de los edificios aportan la electricidad necesaria en el complejo.
Pese a los esfuerzos, la viticultora defiende que, para resolver el calentamiento global, se requieren acciones desde los gobiernos, que deben “asumir el problema y el reto que supone”.
También otros productores comienzan a actuar para luchar contra el calentamiento global, como Tommy Grimshaw, enólogo jefe en Langham Wine Estate.
Según cuenta en conversación con EFE, desde su viñedo guardan y reutilizan las botellas de vino abiertas, ya que suponen la “mayor huella de carbono” que genera la bodega, aunque espera que acciones como esta se extiendan a otros viñedos.
“Podemos hacer buen vino en Inglaterra por el cambio climático, pero no deberíamos celebrarlo, sino contribuir a evitar que empeore”, sentencia. EFE