“Compañeros” socialistas, las relaciones entre Cuba y la RDA

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Por Almudena de Cabo (dpa)

Cuba, la pequeña isla en el Caribe, fue para muchos alemanes del este un sueño exótico. La extinta República Democrática Alemana (RDA) mantuvo desde la década de los 60 una estrecha relación con el país latinoamericano, pero no exenta de tensiones.

Los revolucionarios liderados por Fidel Castro y Ernesto “Che” Guevara derrocaron al dictador Fulgencio Batista y transformaron las estructuras coloniales en una sociedad socialista. Desde la Alemania del este (1949-1990) esto fue visto con una mezcla de admiración y reserva.

“El papel del Che y su idea del voluntarismo eran objeto de polémica”, indicó el historiador Michael Zeuske al canal alemán “Deutsche Welle”.

Al principio, los socialistas cubanos fueron escrutados con desconfianza en el este de Berlín, ya que al contrario que en la RDA, liderada por el SED y cuyos militantes habían sido formados por Moscú, habían ido por un camino relativamente independiente del socialismo a ojos de la RDA. La visión cubana defendía que se debía impulsar el socialismo a través de un pequeño grupo de revolucionarios.

“Naturalmente, no se quería que esto se traspasara a la RDA y que de pronto los estudiantes actuaran en pro de su propia idea del socialismo”, explica Zeuske.

Los compañeros de partido del entonces secretario general del SED y jefe de Estado de la RDA, Walter Ulbricht, vieron el camino independiente de los cubanos como demasiado arriesgado. Un documento interno del Gobierno datado en 1963 describe así la situación: “Castro se basa sólo insuficientemente en realidades económicas y muestra inicios de osados experimentos”.

Ese documento se escribió después de que Ulbricht invitara a una visita de Estado a Castro en 1963, que habría coincidido con la famosa visita del entonces presidente de Estados Unidos, John F. Kennedy, en Berlín Oeste. Las reticencias dentro del partido obligaron a cancelar la cita “por motivos de agenda”.

Sin embargo, a pesar de todas las reservas iniciales hubo una cooperación a nivel estatal ya en los primeros años. De esta manera, por ejemplo, expertos del Ministerio de Seguridad del Estado y del Interior de la RDA ayudaron a levantar la Policía cubana y las estructuras de los servicios secretos.

Asimismo, Ernesto “Che” Guevara, entonces ministro de Industria, viajó en diciembre de 1960 a la RDA en un intento por dar salida a los productos cubanos tras el bloqueo de Estados Unidos. Sus contactos llevaron posteriormente a la participación de Cuba en la Feria de Leipzig en 1961.

Después de que Erich Honecker se convirtiera en secretario general del SED en 1971, como sucesor de Ulbricht, se intensificaron las relaciones cubano-alemanas y en el año 1972 tuvo lugar la primera visita de Fidel Castro a la RDA para dejar claro que las ideas del socialismo “también flamean en la pequeña isla del Caribe”. Dos años después, una delegación liderada por Honecker visitó la isla.

También las relaciones económicas se fortalecieron. Ingenieros y asesores del este de Alemania apoyaron a los cubanos para construir eficientes instalaciones industriales como centrales energéticas o la cementera “Karl Marx” en Cienfuegos, que se construyó en 1970 y que hasta día de hoy es una de las mayores cementeras de Latinoamérica.

El sistema sanitario y de educación de Cuba se reformó a imagen de los de la RDA. Profesores y científicos de Alemania del este ayudaron al pequeño país a llevar a cabo un gran desarrollo. Unos pocos años después apenas había en Cuba analfabetos.

El bloqueo estadounidense a Cuba obligó al país latinoamericano a importar alimentos necesarios de países del bloque del este. A cambio de asesoramiento y alimentos básicos, la RDA recibió azúcar y frutas tropicales como las conocidas como “naranjas de Cuba”, plátanos y piñas. La pequeña isla del Caribe también ofrecía recursos minerales como el níquel.

Además, Cuba mandó a miles de trabajadores a la RDA. Estos empleados eran formados en diversos ámbitos de la industria como, por ejemplo, en la industria textil con la idea de que aplicaran después el conocimiento adquirido en su propio país. Para la RDA era una buena forma de hacer frente a la permanente falta de mano de obra cualificada en la industria.

Asimismo, Cuba intentó establecerse como destino turístico. A partir de 1973, los ciudadanos de la RDA tenían la posibilidad de viajar a través de la agencia de viajes de la RDA a Cuba. Sin embargo, el contingente de plazas era tan escaso y los viajes demasiado caros para los sueldos del este de Alemania que hicieron que los que viajaron fueran, sobre todo, trabajadores del partido o del Gobierno.

Las relaciones entre los dos países llegaron a su fin con la caída del Muro de Berlín el 9 de noviembre de 1989. A finales de 1990, la Alemania reunificada rescindió todos los contratos entre la RDA y Cuba. Esto unido al desmoronamiento de la Unión Soviética y de la organización de cooperación Consejo de Ayuda Mutua Económica sumieron a Cuba en una profunda crisis ya que el 85 por ciento de su volumen comercial era con el bloque del este.

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