Ciudad del Vaticano, 6 ene (elmundo.cr) – El Papa Francisco sigue atentamente los acontecimientos entre Teherán y Washington. La eliminación del General Soleimani resalta en primera página del “Osservatore Romano” desde el 3 de enero.
La agresividad de Donald Trump preocupa enormemente papa Francisco. El cardenal Peter Turkson Prefecto del Dicasterio para el Desarrollo denuncia el “peligro de una espiral de venganza con todos los signos de tensión de guerra” El Nuncio vaticano en Irán, Monseñor Leo Boccardi, subrayó con fuerza en estas horas un concepto basilar de Papa Francisco: “La buena política está al servicio de la paz, la comunidad internacional debe meterse al servicio de la paz”.
La diplomacia vaticana es prudente, no se olvidan de las maniobras, ataques, atentados provocados en estos años por Irán; pero en los palacios apostólicos ninguno tiene la mínima duda sobre la responsabilidad de Trump en abandonar el ‘conflicto de baja intensidad’, -que han mantenido durante estos años los iraníes y los estadounidenses-, abriendo una crisis de efectos impredecibles. El atentado al general Soleimani no fue el resultado de una “normal acción militar”, fue un asesinato planificado y espectacularizado de un alto exponente militar iraní, fue una exhibición de potencia soberanista.
L’Avvenire periódico de la Conferencia Episcopal Italiana transmite con resignación el estado de ánimo que reina en el séquito papal. La eliminación del general iraní Qassem Soleimani- escribe en un editorial en primera página – “fue un crimen a sangre fría, refleja el carácter incomprensible e indefendible de la administración Trump que pareciera proceder sin ninguna seria planificación estratégica, sino más bien por caprichos o acciones impulsivas”.
El Pontífice ha estado siempre en desacuerdo con operaciones militares unilaterales disfrazadas de buenos propósitos, porque ve velados los objetivos de la potencia de turno. En el 2015 hablando a las Naciones Unidas en Nueva York, dijo que “no faltan las graves pruebas de las consecuencias negativas de intervenciones políticas militares no coordinadas entre los miembros de la Comunidad Internacional”. Más claro había sido aún durante la conferencia de prensa durante el vuelo de regreso de Corea del Sur en agosto del 2014: “¡Debemos tener memoria! Cuantas veces, con la excusa de parar al agresor injusto, las potencias se habían adueñado de los pueblos e hicieron una verdadera guerra de conquista. Una sola nación no puede juzgar como detener un agresor injusto”.
El Vaticano tiene memoria larga, no razona siguiendo tweets, más bien ciclos y períodos históricos. Juan Pablo II estuvo contrario a la aventura estadunidense en Afganistán y en el 2003 desarrolló una fuerte campaña diplomática para obstaculizar la invasión en Irak propugnada por el presidente Bush, basada en informaciones falsas sobre la posesión de armas de destrucción de masa por parte del régimen de Saddam Hussein. Las guerras en Afganistán y en Irak han sido un desastre para los Estados Unidos y para el Medio Oriente, sustentaron el surgimiento de ISIS con prolongadas y sangrientas secuelas en el mundo entero cuyos efectos están ante los ojos de todos.
El Papa afrontará el tema en el tradicional encuentro con el Cuerpo Diplomático acreditado ante el Vaticano en los próximos días, la distancia entre la Santa Sede y Washington se alarga. El Pontífice no perdona a Trump de haberse retirado del acuerdo con Irán sobre el nuclear y sabotearlo abiertamente, tampoco lo excusa por haber apoyado las pretensiones de Israel de anexionarse la parte oriental árabe de Jerusalén, las alturas sirias del Golán y el establecimiento de las colonias construidas ilegalmente en tierra palestina.
Francisco está muy preocupado por el crecimiento de la ideología soberanista en Washington y en otros países, “el soberanismo es una exageración que termina siempre mal” dijo en agosto a la prensa italiana.
Ayer durante el Angelus en Plaza San Pedro, el Papa Francisco habló de la crisis que contrapone a los Estados Unidos e Irán, solicitó a las partes de “mantener encendida la llama del diálogo y del autocontrol (…) La guerra trae solo muerte y destrucción (…) les recuerdo el compromiso que adquirieron durante el fin de año, Jornada de la Paz, la paz como camino de esperanza: diálogo, reconciliación y conversión ecológica. Con la gracia de Dios, podremos ponerlo en práctica”, rememoró a los fieles.