Por María Laura Aráoz (dpa)
Bonn, 18 nov (dpa) – La vigesimotercera Conferencia de las Partes de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP23) cerró hoy en Bonn con pequeños progresos destinados a generar confianza y allanar el camino hacia la implementación de los compromisos adoptados en el histórico Acuerdo de París.
Tras una última sesión maratoniana que se prolongó hasta la mañana del sábado, los delegados de 195 países dieron el visto bueno a un primer borrador de un voluminoso manual de reglas destinadas a medir, comparar y verificar los compromisos asumidos de forma voluntaria para frenar el calentamiento global y poder fijar a partir de ellos metas más ambiciosas.
Las guías de implementación serán negociadas en detalle a lo largo del año para ser sometidas a la aprobación de los jefes de Estado y de gobierno en la cumbre que se celebrará a finales de 2018 en la ciudad polaca de Katowice.
“Cumplimos con el cometido que se nos había confiado, efectuar los preparativos para la implementación del Acuerdo de París”, se felicitó el primer ministro de las Islas Fiyi y presidente de la cumbre, Frank Bainimarama.
“Dejamos Bonn habiendo avanzado alguna distancia en dirección a nuestros objetivos colectivos, pero es un viaje ambicioso y todos los países necesitarán mejorar en el futuro”, consideró el ministro de Medio Ambiente de Brasil, José Sarney Filho.
“La conferencia del clima no fue un gran golpe pero tuvo los resultados esperados. En Bonn se trabajaba en la letra chica y la conferencia ha producido mucha letra chica. Pero todavía no hemos llegado a la meta ni por lejos”, valoró Michael Schäfer, de la organización ambientalista WWF.
Asimismo se resolvió dar estructura al llamado Diálogo de Talanoa, un proceso que permitirá efectuar una inventario de cómo van cumpliendo los países sus compromisos voluntarios de reducir emisiones de gases de efecto invernadero para mejorarlos de modo de poder frenar el calentamiento del planeta a un máximo de entre 1,5 y 2 grados centígrados respecto a la era preindustrial.
En otro orden se acordó fortalecer el papel de las mujeres a través de un plan de acción de género y lanzar una plataforma para pueblos indígenas y comunidades locales que los eleve a la categoría de interlocutores en el proceso de la protección del clima.
A instancias de los países en desarrollo se decidió que en 2018 y 2019 se hará un balance sobre las esfuerzos por reducir emisiones, un deber que tendrán que cumplir en primer lugar los Estados industrializados.
Asimismo se convino que los países ricos proporcionarán de forma bianual información sobre la provisión y movilización de 100.000 millones de dólares anuales de financiación climática estipulado en el Acuerdo de París.
La COP23 dejó expedito el camino para que opere en el marco del Acuerdo de París el Fondo de Adaptación, un instrumento que los países en desarrollo consideran muy valioso porque les ofrece ayuda rápida para adaptarse a los efectos del cambio climático.
En lo que fue interpretado como un logro, la conferencia adoptó la decisión de incluir el tema de la agricultura en un nuevo plan de trabajo después de años de ser exclusivamente materia de conversaciones técnicas.
“Esta COP ha tenido unos avances interesantes”, comentó Isabel Cavelier, directora de la ONG Visión Transforma. La ambientalista calificó de “decisión histórica” la decisión en torno a la agricultura.
La organización ambientalista Greenpeace echó en falta en las negociaciones “el valor y el entusiasmo”. Los principales impulsos llegaron de fuera, como de la alianza de más de 20 países para abandonar el uso del carbón, criticó la gerente de la sección alemana de Greenpeace, Sweelin Heuss.
Estados Unidos, presente con una delegación de bajo rango tras el anuncio del presidente Donald Trump de abandonar el Acuerdo de París, no bloqueó las negociaciones. La “anfitriona técnica” de la cumbre, la ministra alemana de Medio Ambiente, Barbara Hendricks, calificó de “profesional y constructivo” el desempeño de los estadounidenses.
Una red de estados, ciudades y representantes de empresas y de la sociedad civil norteamericana estuvieron presentes en Bonn para asegurar a la comunidad internacional que cumplirían las metas asumidas. “We are still in” fue el mensaje del grupo encabezado por el gobernador de California, Jerry Brown.
La conferencia dio voz a los llamados actores no-estatales. En una zona ubicada a un kilómetro del recinto de las sesiones se celebraron eventos con participación de organizaciones ecologistas, civiles, religiosas, y de representantes de pueblos indígenas.
En el Acuerdo de París, la comunidad internacional se comprometió a luchar para limitar el calentamiento global claramente por debajo de los dos grados centígrados respecto a la era preindustrial.
Cada país fijó sus metas para la protección del clima, pero estos objetivos no alcanzan. Según la Organización Mundial de Meteorología, si siguen a este ritmo las emisiones de gases contaminantes, la temperatura subirá en 2100 en tres grados centígrados.