Por Matthias Hoenig y Matthias Benirschke (dpa)
Berlín/Neumünster/Hamburgo, 8 jun (dpa) – Los centros de refugiados en Alemania han realizado los preparativos necesarios para organizar y poder facilitar a los refugiados musulmanes la celebración del mes de ayuno ramadán que comenzó este lunes.
La primera medida fue reorganizar las cantinas en turnos nocturnos a fin de ofrecer comida en el momento de romper el ayuno al caer el sol.
“Abrimos nuestras cantinas especialmente entre las 21:30 y las 22:30 (hora local), cocinamos la misma comida del mediodía nuevamente y armamos paquetes con ella para que la coman antes del amanecer”, explica Ole Heldberg, un joven de 28 años, jefe de cocina en el centro de acogida de Neumünster en el estado federado de Schleswig-Holstein.
Carteles en varios idiomas informan a los refugiados sobre los cambios de horarios. Aquellos que deseen realizar el ayuno pueden hacerlo anotar en su pase de acceso y se les permite entonces recibir su cena después de la caída del sol, actualmente alrededor de la diez de la noche, dado que se acerca el día más largo del año en el hemisferio boreal.
“Prácticamente todos nuestros 490 centros de acogida en Alemania, que hospedan a unos 140.000 refugiados, están llevando a cabo preparativos de este tipo”, señala Dieter Schütz, portavoz de la Cruz Roja alemana en Berlín. “Desde el punto de vista organizativo y de personal hay mucho trabajo para hacer”, agregó.
Los musulmanes que se adhieren al mes de ayuno no pueden comer ni beber nada desde la salida y hasta la puesta del sol, es decir, entre las cinco de la mañana y las diez de la noche actualmente en el verano europeo.
Al romper el ayuno durante la noche, los adherentes festejan y comen, y van posteriormente a una mezquita, en muchos casos los hombres y las mujeres por separado. En Neumünster, una ciudad de unos 80.000 habitantes cercana a la frontera con Dinamarca, por ejemplo, hay tres mezquitas.
“En realidad, los refugiados no están obligados a ayunar, ya que pueden ser considerados como viajeros, y los viajeros no están obligados a ayunar”, explica Orhan Kilic, también musulmán y encargado del centro de acogida operado por la Cruz Roja en Neumünster.
Kilic, cuya familia es de origen turco, señala que, de acuerdo a su experiencia de 15 años de trabajo, aproximadamente un tercio de los refugiados observa el ayuno.
“Quienes ayunan aprovechan el día normalmente para dormir lo más posible y aguantar mejor hasta la noche. Pero en los centros (de acogida) hay turnos fijos con las autoridades o con médicos que los refugiados deben respetar. Pero no suele suceder que alguien se desmaye”, agrega Kilic.
Schütz, por su parte, acota que el hambre y la sed puede llevar a que la gente pierda la paciencia más fácilmente. Por ello se ha previsto que haya asistentes sociales de turno hasta la medianoche en los centros de refugiados de Berlín.
“Van a poder actuar como mediadores en caso de conflictos y estarán allí como persona de contacto. Normalmente, nuestros asistentes sociales trabajan sólo hasta las ocho de la tarde”, señala.
Los centros también han organizado salas comunales para facilitar que los refugiados puedan celebrar el romper el ayuno al caer el sol en grupos junto con familiares y amigos, como lo harían en sus países de origen.
Kilic dice que raramente hay conflictos entre quienes ayunan y quienes no lo hacen.
Nizar Almakkawi, un sirio musulmán de 39 años de edad que llegó a Alemania como refugiado hace un año y trabaja ahora para la Cruz Roja en Neumünster como voluntario, comenta que “cada uno ayuna para sí mismo” y que ha visto en general tolerancia y respeto por las creencias religiosas.
También recuerda que en Damasco, donde vivía, cristianos y musulmanes hasta solían participar del ayuno de sus vecinos de otra religión como gesto de solidaridad.