Durante la mayor parte de la historia de la humanidad, la población de todo el mundo ha vivido en pequeñas comunidades. Sin embargo, en los últimos siglos ―y en particular desde hace unas décadas― se ha producido una migración masiva de las zonas rurales a las zonas urbanas. De hecho, en 2007 el número de personas establecidas en las zonas urbanas de todo el planeta superó al número de personas que vivían en entornos rurales.
Si bien el cambio climático mundial está haciendo mella en aspectos básicos de las ciudades, como los servicios, la infraestructura, los medios de vida y la salud, las ciudades son asimismo uno de los factores que más contribuyen al cambio climático. Las ciudades consumen casi el 80 % del total de la energía producida en el mundo y acaparan el 70 % del suministro mundial de alimentos. Al mismo tiempo, producen alrededor del 70 % de los desechos mundiales y emiten entre el 50 % y el 60 % del total de los gases de efecto invernadero del mundo.
Está claro que es necesario mejorar radicalmente la vida en las ciudades. Ya sea reduciendo el desperdicio de alimentos, ya sea ampliando los espacios verdes, la Iniciativa ciudades verdes de la FAO (ICV) ayuda a adoptar estrategias holísticas y sostenibles en las zonas urbanas, a mejorar su resiliencia frente a las perturbaciones y a aumentar el bienestar de sus habitantes.
Puesta en marcha en 2020, la ICV está vinculada a la Agenda Alimentaria Urbana de la FAO y se desarrolla en ciudades de todos los tamaños, colaborando estrechamente con alcaldes y autoridades locales y proporcionando orientación técnica y capacitación para mejorar el entorno urbano y periurbano. Mediante asociados en la ejecución y alianzas de ciudades, la ICV fomenta la transformación de los sistemas alimentarios urbanos y el aumento de los espacios verdes, velando por que los habitantes de las ciudades tengan acceso a alimentos asequibles, inocuos y nutritivos procedentes de sistemas agroalimentarios sostenibles. Después de solo dos años, las actividades de la ICV ya están en marcha en casi 100 ciudades.
Las primeras en poner en práctica la ICV fueron seis ciudades africanas. He aquí solo tres ejemplos de su éxito que nos sirven de inspiración.
La reforestación de manglares urbanos en Quelimane (Mozambique)
En colaboración con las comunidades locales de Quelimane, un puerto marítimo en expansión de Mozambique, la FAO, con el apoyo de la organización no gubernamental Mani Tese y el ayuntamiento de la ciudad, está reforestando los manglares explotados. Ahora que las precipitaciones son más intensas e impredecibles y las mareas invaden las ciudades costeras, el riesgo de inundaciones es cada vez más frecuente. Los manglares son fundamentales para contrarrestar esta situación, puesto que contienen las mareas y previenen las inundaciones y la erosión del suelo.
Gracias a un proyecto de la FAO, las comunidades locales ya han replantado 1,6 hectáreas de manglares. Marcília, una voluntaria del barrio de Icidua, explicó que en los últimos años se habían destruido muchos manglares y reconoció que la gente no era consciente de la importancia de estos.
Describió la experiencia de plantar mangles: “Fue muy duro, pero valió la pena. A la larga se beneficiará toda la comunidad, y tenemos la esperanza de que ayude a nuestros hijos,” explicó Marcília.
“Habría que adoptar iniciativas similares sin vacilar ahora que los efectos del cambio climático ya se dejan notar”, añadió el presidente de la Asociación Anaicidua, Nené, que también participó en el proyecto.
Reducir y reorientar el desperdicio de alimentos en Nairobi (Kenya)
La historia y las fotos relacionadas se pueden encontrar en: