Fráncfort, 4 mar (dpa) – El Bundesbank, el banco Central alemán, propone una reforma del freno de la deuda para dar al Gobierno más margen de maniobra para invertir miles de millones en infraestructura y defensa, según un documento al que tuvo acceso dpa.
El endeudamiento nuevo debería basarse en si la deuda nacional está por encima o por debajo del 60 % del Producto Interno Bruto (PIB), la marca que estipula como límite de deuda el Tratado de Maastricht de la Unión Europea (UE).
El freno a la deuda consagrado en la Ley Fundamental alemana desde 2009 solo permite al Gobierno federal contraer préstamos de forma limitada, al estipular que la nueva deuda anual no puede superar el 0,35 % del PIB.
El Bundesbank considera justificable, en términos de política de estabilidad, elevar el límite de endeudamiento neto estructural del Gobierno federal hasta el 1,4 % del PIB para ratios de deuda inferiores al 60 %. Por encima del 60 %, el banco central considera que el límite debería ser del 0,9 % del PIB.
En el caso óptimo, el Bundesbank calcula que esta reforma del freno de la deuda podría aumentar el margen de endeudamiento del Gobierno en unos 220.000 millones de euros (230.000 millones de dólares) de aquí al 2030, en comparación con el nivel actual. Pero incluso con una ratio de endeudamiento superior al 60 %, esta cifra seguiría siendo de unos 100.000 millones de euros.
El Bundesbank subraya que de este modo no se cuestionarían las normas de endeudamiento de la UE y que la regla del 60 % es el “punto central de referencia de las propuestas”. Si la ratio de deuda supera el 60 %, el límite superior debería elegirse de tal forma “que vuelva a situar la ratio de deuda por debajo del 60 %”.
Los límites máximos ampliados propuestos para el endeudamiento neto estructural “deberían garantizar el valor de referencia del 60 % para la ratio de deuda con bastante fiabilidad”, escriben los economistas del Bundesbank.
El freno de la deuda consagrado en la Ley Fundamental (Constitución alemana) pretende evitar que la montaña de deuda llegue a ser tan grande que el Estado tenga que seguir pidiendo nuevos préstamos para pagarla.
Sin embargo, el freno de la deuda permite contraer deudas adicionales durante una recesión económica, que deben reembolsarse cuando la situación económica mejore. Además, el freno de la deuda puede suspenderse “en caso de catástrofes naturales o emergencias excepcionales que escapen al control del Estado”.
Esta excepción se utilizó en los años 2020 a 2022, inicialmente debido a la pandemia de coronavirus y después para amortiguar las consecuencias económicas del ataque ruso a Ucrania, incluida la crisis energética.
Para declarar una emergencia basta una mayoría simple en el Bundestag (Parlamento). Pero se necesitan dos tercios de los votos para reformar las disposiciones de la Ley Fundamental relativas al freno de la deuda.
Los posibles socios de un eventual Gobierno de la alianza conservadora CDU/CSU y el Partido Socialdemócrata (SPD) no disponen de esa mayoría de dos tercios en el nuevo Bundestag, ni siquiera con Los Verdes. Tendrían que depender de los votos de la ultraderechista Alternativa para Aleamania (AfD) y el Partido de la Izquierda, que juntos tienen una minoría de bloqueo.
Los críticos creen que el freno de la deuda obstaculiza inversiones necesarias, por ejemplo en protección del clima e infraestructuras como carreteras y ferrocarriles. Tampoco está claro cómo pretende Alemania financiar un mayor gasto en defensa. Tras las elecciones generales, el debate sobre la reforma del freno de la deuda ha cobrado impulso.
A principios de la semana pasada, el presidente del Bundesbank, Joachim Nagel, declaró que era importante que “el freno de la deuda siga anclado como instrumento de estabilidad”.
Sin embargo, agregó, Alemania se encuentra “en un entorno diferente al de hace 15 años, cuando el freno de la deuda vio la luz”. Un fondo especial para financiar la Bundeswehr (Fuerzas Armadas), por ejemplo, podría integrarse en un freno de la deuda modificado, afirmó Nagel.