Abadiania, 19 feb (VOA) – Durante más de 40 años, el sanador espiritual Joao Teixeira de Faria atrajo a personas de todo el mundo a esta pequeña ciudad en el centro de Brasil ofreciendo tratamientos para todo, desde la depresión hasta el cáncer.
Su trabajo ha sido tan elogiado -Oprah Winfrey dijo que De Faria era “inspirador” durante su visita en 2012- como escudriñado. Ahora, De Faria, conocido como “Joao de Deus” o “Juan de Dios”, tiene problemas con la ley.
Desde diciembre, más de 250 mujeres, entre ellas su hija, lo han acusado de supuestos abusos que van desde ser manoseadas durante los tratamientos hasta la violación.
Las acusaciones, que cada vez son más, convierten al sanador espiritual de 77 años en la primera figura importante de Brasil en ser apuntada como abusador sexual en la era del movimiento #MeToo (#yotambién), que ha tardado en despegar en el país más grande de Latinoamérica a pesar de los innumerables problemas con la igualdad de género.
Mientras tanto, en Abadiania, a dos horas y media en automóvil al occidente de la capital del país, Brasilia, la ciudadanía está estupefacta. Y también temen por su futuro sin De Faria.
“Todos en Abadiania dependían del trabajo de Joao”, dijo Claudia Pruja, propietaria de una pequeña posada y que también trabajaba como asistente de De Faria. “No tenemos una playa. Esto no es Copacabana”.
En efecto, el impacto de De Faria ha sido tal que gran parte de la acaudalada “nueva” parte del pueblo, construido desde que el sanador abrió su clínica en 1976, contrasta con la más vieja y decadente: hay coloridas casas, calles limpias, hoteles con cajeros automáticos en su interior -algo inusual en las pequeñas ciudades brasileñas- así como boutiques que agasajan a los turistas y policía en patrullaje constante.
Según cálculos de algunos, su “casa espiritual” atendía más de 10.000 pacientes a la semana. Ahí fue donde De Faria, quien a lo largo de las décadas fue considerado un charlatán por sus críticos, realizaba cirugías “psíquicas” que afirmaba podían curar una gran variedad de males.
Algunos de sus tratamientos se basaban en la oración y a veces incluían cortes menores en el cuerpo.
En 2012, Winfrey visitó el centro de De Faria, lo entrevistó para su programa y escribió sobre la experiencia de verlo abrir el seno de una mujer sin anestesia.
“Una abrumadora sensación de paz” es como la describió en una columna que desde entonces ha sido borrada de su portal. Winfrey publicó un comunicado en donde expresó empatía por las supuestas víctimas y dijo que espera que se haga justicia.
Según más de 250 mujeres, fue durante las sesiones de sanación que De Faria supuestamente las acosaba o comenzaba a abusar de ellas de tal forma que culminaba con contacto sexual forzado fuera de la clínica.
El procurador público Luciano Miranda dijo a The Associated Press en su oficina que había recibido testimonios de mujeres de seis países: Brasil, Alemania, Bélgica, Bolivia, Estados Unidos y Holanda.
Las denunciantes son de todas las edades y con frecuencia el acoso de De Faria comenzaba apagando las luces y pidiéndoles un masaje, dijo Miranda.
“El temor más grande de las víctimas era que no les creyeran”, agregó Miranda. Algunas de las mujeres evitaron hablar en público durante años por temor a “perder a sus esposos”.
El escándalo surgió cuando varias mujeres hablaron de sus experiencias en el programa “Conversa com Bial” en diciembre. En las semanas siguientes se produjo una avalancha de acusaciones similares.
La embajada de Estados Unidos en Brasil publicó una alerta para pedir a las estadounidenses contactar a las autoridades brasileñas si habían sido abusadas por De Faria.
La ya adulta hija de De Faria, Dalva Teixeira, dijo a la revista brasileña Veja que su padre la violó con frecuencia cuando tenía entre 10 y 14 años, todo bajo la justificación de tratamientos espirituales. “Mi padre es un monstruo”, sostuvo.
Los abogados de De Faria señalaron que muchas de las acusaciones son de hace décadas y, en algunos casos, involucran a mujeres que visitaron en varias ocasiones al sanador, lo que cuestiona la veracidad de sus afirmaciones.
Argumentan que su cliente, quien ha sido arrestado, debería ser liberado antes del juicio y han pedido que los brasileños conozcan todos los hechos antes de juzgar.
“Los linchamientos son potencialmente injustos y provocan que la sociedad encuentre chivos expiatorios en los individuos”, escribieron los letrados Alberto Zacharias Toron y Luisa Moraes Abreu Ferreira en una columna en el diario Folha de S. Paulo en diciembre.
Las acusaciones de abuso sexual contra De Faria salen a la luz cuando han surgido casos en varios países latinoamericanos. En Argentina, un reconocido actor, un senador y un funcionario del Congreso han sido acusados por delitos que van desde abuso hasta agresión sexual. En Costa Rica, se presentó una denuncia criminal por abuso sexual contra el expresidente y Premio Nobel de la Paz Óscar Arias, lo que provocó que otras dos mujeres también lo acusaran.
De las mujeres que hicieron las primeras acusaciones en “Conversa com Bial” solo una accedió a ser identificada. Zahira Lieneke Mous, una coreógrafa danesa, contó que visitó a De Faria para lidiar con abusos sexuales de su pasado.
Durante la primera consulta la hizo colocar las manos sobre su pene y, en un segundo encuentro, la penetró por detrás. Después de permanecer en silencio durante cuatro años detalló sus acusaciones en una publicación en Facebook el año pasado y luego en el programa. Desde entonces Mous se ha negado a ser entrevistada.
En Abadiania, donde muchos están sorprendidos por las acusaciones contra De Faria, el casado gurú era considerado un mujeriego.
Norberto Kist, propietario de otra posada quien con frecuencia asistía a De Faria, dijo que el hombre al que él consideraba un “padre” resultaba atractivo para las mujeres.
“Tenía una energía”, dijo Kist, enfatizando el comentario con la mano. “Y eso generaba fascinación en las mujeres”.
En el interior de la clínica espiritual de De Faria hay una imagen de Jesucristo junto con una del sanador. Letreros en inglés y portugués dan instrucciones como, “Cama de cristal en sesión. Silencio, por favor”. Todos en el centro, tantos empleados como turistas, visten de blanco.
Según dicen, el número de visitas se redujo mucho pero no se ha detenido por completo.
“La energía es más pura. Es tan fuerte como siempre, o incluso más fuerte”, indicó Tammy Pennington, una estadounidense de California que recientemente estuvo en Abadiania para tratamientos de spa.
De los más de 250 casos al menos 112 han prescrito. Para esos delitos la prescripción suele ser a los 20 años, pero la avanzada edad de De Faria la reduce a 10 años.
No hay fecha de juicio pero, sin importar lo que suceda, es poco probable que De Faria pueda ejercer otra vez.
“Siento pena por la gente que sufre”, dijo Angela Maria dos Santos, otra sanadora que trabajó con De Faria durante más de 20 años en el centro. “Es un momento de gran dolor”, agregó.