San José, 18 set (elmundo.cr) – BID Lab, el laboratorio de innovación del Grupo Banco Interamericano de Desarrollo (Grupo BID), aprobó un préstamo por US$3 millones para cofinanciar la primera planta de recuperación de aceite de Centroamérica, que procesará – de forma segura y sostenible – aceites lubricantes y filtros de aceite usados para producir nuevos lubricantes y otros productos derivados.
El proyecto estará liderado por la empresa costarricense Metalub Soluciones Verdes MSV S.A., que desde 2016 viene recolectando aceite usado y vendiendo aceite de motor y mezclas de lubricantes sostenibles en el mercado local como alternativa a los lubricantes tradicionales.
Costa Rica precisamente lanzó este año su Plan de Descarbonización, aspirando a alcanzar la carbono neutralidad para el 2050. Sin embargo, hay largo camino por recorrer en esta materia pues el país aún importa más de 30 millones de litros de productos de aceite para motor al año, generando un impacto perjudicial para la biodiversidad y la salud humana: alrededor del 60% de los desechos de esos productos se quema y los restos terminan en vertederos y ríos.
“Mediante este apoyo de BID Lab, el país podrá recuperar un promedio de 6 millones de litros de aceite usado al año y mitigar 15-mil toneladas de emisiones de carbono al año cuando entre en operación la planta de re-refinamiento de lubricantes; contribuyendo a reducir considerablemente las emisiones de CO2 y sulfuro del país”, destacó William Ernest, Especialista de BID Lab en Costa Rica.
“Costa Rica ha sido líder en conservación y protección del medio ambiente con iniciativas como el Pago por Servicios Ambientales y el Sistema Nacional de Áreas de Conservación. Ahora agrega a estas fortalezas históricas un nuevo enfoque en la gestión de residuos y en economía circular: convertimos un desecho tóxico en productos valiosos. Hagamos de Costa Rica un modelo de economía circular del que el resto del mundo pueda aprender”, enfatizó Bill Abraham, CEO de Metalub.
Asimismo, Metalub está estudiando la manera de fomentar nuevas actividades empresariales en zonas de bajos ingresos mediante la promoción de centros vecinales de recolección de aceite usado. A largo plazo, se prevé que este modelo pueda ser replicado en países centroamericanos vecinos, con lo que se multiplicarán sus efectos y beneficios.