California, 14 jun (VOA) – Casi una semana después que El Salvador anunciara que aprobó la Ley de Bitcoin, para volverla una moneda de curso legal, el presidente del Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE), Dante Mossi, dijo que están dispuesta a brindar asistencia técnica a la Nación Centroamericana para minimizar los riesgos que conlleva haber adoptado la criptomoneda.
En conferencia de prensa, el titular del BCIE, dijo que El Salvador, como país miembro de la institución financiera le ha hecho la solicitud para obtener el apoyo técnico para echar a andar la política “innovadora” de implementar el uso del Bitcoin.
Mossi comparó el uso de la moneda electrónica con la adopción del internet en su momento y lo ve como una oportunidad para bajar costos de las remesas por ser “un medio no regulado o con regulación mínima” por el momento, sin embargo, reconoció es inevitable que El Salvador debe adoptar “un marco regulatorio que permita al gobierno tener el control”.
De acuerdo con lo informado por el BCIE, trabajará de la mano con el Ministerio de Hacienda y el Banco Central de Reserva de El Salvador para seleccionar un equipo técnico de primer nivel que guíe al Gobierno en el tema.
Sin embargo, no hay una fecha para ello porque según él, el tema es tan nuevo que aún están buscando expertos en el tema, “ya que no hay muchos”, y esa es una razón por lo que no tienen todavía un estimado de cuánto costará el paquete de asistencia técnica.
“Nuestro equipo está haciendo una serie de contactos […] y determinar quiénes serían las personas idóneas y definir los términos de referencia en cuánto a cuál es el tiempo necesario para adaptar las leyes salvadoreñas y las regulaciones a este nuevo modelo de hacer negocios”.
Mossi afirmó que hasta el momento la ayuda que brindará al país es únicamente a nivel de asistencia técnica, y que en ningún momento han recibido ningún pedido por parte de la Administración Bukele para que se les apoye con un fideicomiso para la implementación de la divisa.
“No hemos recibido ninguna solicitud del Gobierno de El Salvador de apoyo a este fideicomiso”, apuntó.
En cuanto así tomarían en cuenta en un futuro una solicitud de fideicomiso, el titular del banco dijo que en el momento que se haga escucharan y evaluarán, aunque fue cauteloso agregando que toda política fiscal conlleva riesgos; “nosotros con nuestra unidad técnica estamos valorando estos riesgos para poner límites y contener los riesgos”.
Así mismo dejó en claro que el banco que representa no está recibiendo pagos de deuda en criptomoneda “toda la deuda del banco está denominada en dólares”, señaló.
Voces de advertencia
Pese a todo el optimismo mostrado Gobierno salvadoreño por la adopción del Bitcoin, y sobre todo cómo ésta moneda digital favorecerá al país, en especial en el tema de las remesas recibidas del exterior, instituciones financieras a nivel mundial se muestran cautelosas en el tema.
El Fondo Monetario Internacional, FMI, por ejemplo, urgió al Gobierno salvadoreño sobre la necesidad de un “análisis muy cuidadoso” en el tema.
Sin embargo, el Ministerio de Economía de El Salvador asegura que 70% de los salvadoreños carece de acceso a los servicios financieros tradicionales, que la criptomoneda es necesaria porque su valor obedece “exclusivamente a criterios de libre mercado” y eso impulsará el crecimiento del país.
Algo que no convence del todo a la agencia calificadora Moody’s, la que afirma que la medida “conlleva riesgos para el sistema financiero, la estabilidad del régimen monetario del país y señala la falta de un marco económico coherente”.
En su último informe, el Banco Mundial reveló que, durante los primeros tres meses de 2021, las remesas a El Salvador aumentaron un tercer año tras año. Alrededor del 95% provienen de salvadoreños que trabajan en Estados Unidos.
Bitcoin, en teoría, ofrece una forma rápida y económica de enviar dinero a través de las fronteras sin depender de los canales de remesas tradicionales y costosos. Sin embargo, las empresas que envían divisas aun son cautelosas en su uso por su relativa complejidad y la falta de infraestructura para convertir a dólares.