Atenas y Bruselas buscan puntos en común en su disputa por la deuda

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ANÁLISIS

Por Helen Maguire y Christine Pirovolakis (dpa)

Atenas/Bruselas, 13 feb (dpa) – Tras semanas de tensiones por las exigencias de Atenas para renegociar su programa de rescate, los acreedores del país mediterráneo comenzaron a prepararse hoy para las negociaciones, mientras muchos en Grecia temen que únicamente se acuerden cambios cosméticos.

Cuando el mes pasado la coalición de izquierdas Syriza ganó las elecciones, en Grecia se esperaba que nuevo primer ministro, Alexis Tsipras, mantuviese sus promesas y acabase con la férrea austeridad que persigue al país desde que firmó el acuerdo para el rescate financiero internacional.

Ambas partes están todavía muy lejos. Tanto, que el ministro de Finanzas griego, Yanis Varoufakis, no logró el miércoles alcanzar un acuerdo con sus colegas de la zona euro ni siquiera sobre los primeros pasos a seguir.

Pero el jueves las cosas empezaron a avanzar con el acuerdo entre Tsipras y el jefe del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem, para que un grupo de expertos financieros evalúe los compromisos de Grecia y las nuevas reformas que quiere adoptar el gobierno.

Expertos de la Comisión Europea, el Banco Central Europeo (BCE) y el Fondo Monetario Internacional (FMI) -los acreedores de Grecia- se preparaban hoy para un fin de semana de trabajo para determinar en qué puntos coinciden las expectativas y en cuáles divergen.

“Sencillamente están creando un mapa del mundo heleno, pero ahora mismo no se está discutiendo sobre política”, afirmó un diplomático de la Unión Europea (UE) en condición de anonimato.

Los resultados de esas reuniones serán presentados al Eurogrupo -los ministros de Finanzas del euro- el lunes, cuando se espera que comiencen las verdaderas negociaciones.

“Haremos todo lo que podamos para llegar a un acuerdo el lunes, pero no con medidas que vayan contra la soberanía de la nación y del pueblo”, dijo hoy el portavoz del gobierno griego, Gabriel Sakellaridies, al canal de televisión privado Skai.

Dijsselbloem, por su parte, predijo que se tratará de discusiones “muy complicadas” y con “problemas políticos muy serios”. “La situación no ha cambiado”, agregó el primer ministro finlandés, Alexander Stubb. “Somos 18 países que tenemos compromisos, y ahí está Grecia, que tiene exigencias”, dijo en referencia a los miembros de la zona euro.

Los posibles cambios al plan de rescate del país tendrían que acordarse antes de que a finales de mes concluya el programa actual, lo que podría acarrear problemas de financiación a Grecia. Además, varios países, entre ellos Alemania, tendrían que someter a votación en sus parlamentos cualquier revisión del rescate griego.

“En medio de las poses políticas, es difícil saber qué posibilidades de acuerdo hay y cuál sería el verdadero riesgo de una salida de Grecia de la eurozona”, escribieron hoy analistas del banco ING en un comunicado a sus clientes.

En opinión del diplomático de la UE, los programas de rescate “no son un libro sagrado” y cambian con el tiempo.

Tsipras quiere mantener el 70 por ciento de las medidas impuestas a Grecia, pero quiere reemplazar el 30 por ciento restante con nuevas propuestas destinadas a promover el crecimiento y la cohesión social. Sin embarbo, en Grecia a muchos empieza a preocuparles que Tsipras simplemente vaya a sacar un nuevo conejo de un viejo sombrero.

“Todo parece un juego de palabras”, explicó Aristides Hatzis, profesor asociado de Derecho y Economía en la Universidad de Atenas. “La austeridad se venderá como un nuevo ‘plan de crecimiento’ de cinco años”, apuntó.

Y lo cierto es que en las capitales europeas ya comenzó a modificarse el vocabulario utilizado respecto al rescate de Grecia. El primer turno fue para la “troika” de acreedores formada por el BCE, el FMI y la Comisión Europea.

“Por consideración hacia nuestros amigos griegos dejaremos de hablar de la ‘troika’, y nos referiremos a ‘las instituciones'”, dijo hoy el portavoz del ministro de Finanzas alemán Wolfgang Schäuble, Martin Jäger.

Entre los círculos diplomáticos de Bruselas circulaba entre tanto medio en broma otro nombre, Tifkat (The institutions formerly known as troika), iniciales en inglés de “las instituciones anteriormente conocidas como troika”, en un guiño al cambio de nombre del cantante Prince.

A principios de semanas, miles de personas salieron a la calle en Grecia para apoyar las negociaciones del gobierno, con pancartas en las que podría leerse: “Insolventes pero libres” y “Stop a la austeridad, apoyo a Grecia, cambien Europa”.

Pero Hatzis cree que Tsipras está fracasando a la hora de impulsar el cambio a gran escala que prometió y piensa que acabará siendo acusado de traicionar a los votantes.

“Tsipras lo tendrá difícil para vender el nuevo acuerdo al pueblo griego, pero también para bregar con muchos de los miembros más de izquierda de Syriza, especialmente con sus propios ministros”, advirtió el economista.

Pocos días después de tomar posesión, el gobierno confirmó sus promesas de subir el salario mínimo a los niveles anteriores de la crisis, recuperar las subidas de pensiones, volver a contratar a miles de funcionarios públicos y abandonar los planes de privatización.

Pero mientras que más de dos tercios de los compromisos del programa de rescate siguen en pie, Hatzis cree que muchas de las promesas del gobierno se quedarán en el camino. “Lo mejor que podemos esperar del nuevo acuerdo que se está gestando es una mezcla de política de menos impuestos pero con más reformas estructurales”, aseguró.

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