Alemania se prepara para una crisis de drogodependencia por el fentanilo

Los analgésicos fentanilo, tilidina y oxicodona de diversos fabricantes en forma de comprimidos, gotas y tiritas reposan sobre el mostrador de una farmacia. El fentanilo, que ha tenido un gran impacto en el ámbito del consumo de drogas en Estados Unidos, parece que comienza a llegar a Alemania, que se está preparando para contener las consecuencias de su consumo entre la población drogodependiente. Foto: Monika Skolimowska/dpa

Por Mia Bucher (dpa)

La heroína es desde hace décadas una habitual en el panorama de las drogas en Alemania, pero nuevas sustancias más peligrosas, como el fentanilo, están empezando a llegar al país, con los riesgos que ello supone.

Esta sustancia es extremadamente adictiva, explica el psiquiatra Norbert Scherbaum, quien añade que además es unas 50 veces más potente que la heroína. “Por eso causa la muerte de un número desproporcionado de personas”, comenta. Se dice que una dosis de dos miligramos puede ser letal.

En 2023 murieron en Alemania 2.227 personas por consumo de sustancias ilegales. La heroína estuvo implicada en 712 muertes, la cocaína en 610 y el crack en 507. A menudo se detectó un consumo mixto.

En Estados Unidos, en 2021 se registraron más de 70.000 muertes a causa del consumo de opiáceos sintéticos, sobre todo fentanilo.

El fentanilo pertenece a un grupo de drogas relativamente nuevas, entre los que se hallan algunos fármacos autorizados utilizados para tratar el dolor intenso. El fentanilo tiene un efecto similar al de la morfina, pero se produce de forma totalmente sintética. Se emplea en medicina para tratar enfermedades tumorales, por ejemplo.

El fentanilo puede ingerirse, inyectarse, aspirarse, fumarse o utilizarse como parche. La crisis de los opiáceos en Estados Unidos se debió sobre todo a una prescripción muy generosa y descuidada de analgésicos potentes, según Scherbaum.

La prescripción de estos fármacos va al alza en Alemania, más que hace 10 o 20 años. “Pero no está al mismo nivel que en Estados Unidos”, dice Scherbaum, quien explica que encuestas realizadas en centros de desintoxicación de Renania del Norte-Westfalia demuestran que hasta ahora el fentanilo desempeña un papel menor en el país.

En el mismo sentido se manifiesta Rüdiger Schmolke, del servicio de urgencias para adictos y personas en riesgo de adicción de Berlín: “Sabemos que ya se ha encontrado en pruebas. Pero no es la droga ni la sustancia que quieren nuestros pacientes”.

Desde el punto de vista de los consumidores, la heroína es más segura y garantiza un efecto más prolongado, dice Schmolke, que es consultor en prevención y asesoramiento. Además, muchos saben que el riesgo de sobredosis con fentanilo es mucho mayor: “Por eso nuestros pacientes tienden a mostrarse escépticos o negativos respecto a él”.

Scherbaum cree que la propagación de la droga podría aumentar y provocar una crisis también en Alemania: “Por supuesto, no podemos mirar al futuro, pero el riesgo está ciertamente ahí”.

Hay varias razones para ello, una de las cuales radica en Afganistán, considerado el principal centro productor de la materia prima de la heroína, el opio, que se extrae de la adormidera.

Desde que los talibanes prohibieron su cultivo en 2022, la producción mundial de opio ha descendido un 74 %, según la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (ONUDD).

Según Scherbaum, esto no tiene efectos inmediatos, ya que es probable que los almacenes sigan bien abastecidos o que otros países estén produciendo ahora más. Sin embargo, asegura, es de esperar que tarde o temprano se produzca una escasez.

Otra razón es que el mercado internacional de la droga podría cambiar significativamente en el futuro, explica: “Los cárteles de la droga se están dando cuenta de que los productos sintéticos son mucho más rentables y mucho menos arriesgados para ellos”.

Ya existe el peligro de que la gente compre heroína con fentanilo mezclado, pero los consumidores no son conscientes de ello, afirma Scherbaum, por lo que sufren sobredosis sin saberlo.

El riesgo de morir por arritmia cardiaca o una parada respiratoria es mucho mayor con las drogas sintéticas que con la heroína, explica el experto en adicciones. Por lo tanto, el uso creciente de opiáceos sintéticos aumentaría el número de estas muertes.

Schmolke también está convencido de que una reducción de la disponibilidad de heroína sería “una catástrofe previsible” para los adictos. La ayuda a los drogodependientes se está preparando intensamente para una creciente propagación del fentanilo, dice, aunque no haya motivos para que cunda el “pánico al fentanilo”.

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