Berlín, 30 sep (dpa) – El Parlamento alemán aprobó hoy la reducción del impuesto sobre el valor añadido (IVA) del gas natural y la calefacción urbana que pasa del 19 al siete por ciento.
La medida se aplica desde el uno de octubre de este año hasta el 31 de marzo de 2024.
“El Estado no debe beneficiarse del hecho de que la vida sea más cara para la gente”, indicó el ministro alemán de Finanzas, Christian Lindner.
En un principio, el Gobierno había propuesto la reducción del IVA para mitigar un gravamen que preveía implementar sobre el gas a hogares y empresas, pero dicho recargo (de 2,4 céntimos más por kilovatio hora) finalmente fue derogado.
A pesar de ello, el Gobierno mantiene la rebaja del IVA al gas y ha pedido a los proveedores de energía que trasladen a los consumidores el importe íntegro de la rebaja fiscal.
Según un cálculo del portal de comparación Verivox, un hogar con un consumo de gas de 20.000 kilovatios hora obtendrá un ahorro de 366 euros (359 dólares) al año.
Aproximadamente la mitad de los hogares alemanes se calientan con gas, y cerca del 14 por ciento de los hogares, sobre todo en el este del país, utilizan la calefacción urbana.
Según los cálculos del Ministerio de Hacienda, el Estado ingresará unos 13.000 millones de euros (12.500 millones de euros) menos de aquí a 2024 como consecuencia de esta rebaja del IVA.
Lindner defendió también el paquete de ayudas de 200.000 millones de euros anunciado la víspera por el Gobierno federal con el que se quiere financiar, entre otras cosas, la limitación de los precios de la electricidad y el gas.
Adujo que era la respuesta de Alemania a la guerra energética del presidente ruso, Vladímir Putin. Agregó que Putin quiere hacer tambalear la prosperidad en Alemania para que los ciudadanos sean menos solidarios con Ucrania pero que fracasará.
Está previsto que una comisión elabore para mediados de octubre cómo se establecerá el freno al precio del gas. No está claro, por ejemplo, si se mantendrá artificialmente barato exclusivamente el consumo básico o la totalidad del uso de gas. En este último caso, los críticos temen que entonces no haya ningún incentivo para ahorrar gas.