Alemania, la república exhausta

ARCHIVO - Un tramo de un río en el sur de Brandeburgo, afectado por la sequía que atravesaron algunas regiones de Alemania en 2022. Foto: Patrick Pleul/dpa
ARCHIVO – Un tramo de un río en el sur de Brandeburgo, afectado por la sequía que atravesaron algunas regiones de Alemania en 2022. Foto: Patrick Pleul/dpa

Por Christoph Driessen (dpa)

Berlín, 31 jul (dpa) – El turquesa de la piscina del complejo turístico debería tener un efecto casi terapéutico en los millones de veraneantes alemanes, pero cuando las llamas de un incendio se dirigen hacia allí, se acaba la sensación de estar en el paraíso.

Una veraneante alemana en la isla griega de Rodas se queja en la televisión: “Confiábamos en que todo fuera bien”. Exactamente eso ya no parece posible.

Los científicos ven actualmente a Alemania en un estado de agotamiento agudo. “Solo ahora nos estamos dando cuenta en toda su magnitud de lo tremendamente agotadores que han sido los tres años de pandemia de coronavirus”, afirma el sociólogo y psicólogo Klaus Hurrelmann.

Tras la pandemia, explica, lo que realmente necesitaban los alemanes era una fase de recuperación más larga, pero en lugar de eso fue sustituida inmediatamente por la interminable guerra de Rusia contra Ucrania, combinada con la inflación y fuertes éxodos de población.

“Como resultado, el sentimiento de impotencia de la crisis del coronavirus está aflorando de nuevo”, dice Hurrelmann, quien considera que la impresión dominante es: siempre surge algo en lo que uno mismo no puede influir.

“Como consecuencia, la sociedad en su conjunto sufre un trastorno de estrés postraumático”, afirma el experto.

En esto coincide el psicólogo Winfried Rief, de la Universidad de Marburgo. “Nunca he pasado por algo así en toda mi vida, y ya tengo 64 años”, asegura.

“Lo que lo hace tan difícil es que ahora somos extremadamente débiles en cuanto a recursos psíquicos. Vivimos la amenaza de muerte por coronavirus en los últimos años y no nos hemos recuperado realmente. Los problemas han cambiado, pero el nivel de amenaza se ha mantenido”.

Un estudio del Instituto Rheingold constató que los alemanes se repliegan cada vez más a la esfera privada como reacción a la catarata de crisis.

Según el estudio, domina un “sentimiento básico difuso de amenaza y una sensación de fin de los tiempos”. Para protegerse, detalla el estudio, las personas reducen su atención al entorno vital personal. “Es como si se bajara una cortina”, dice a dpa el director del instituto y autor de best-sellers Stephan Grünewald.

Por supuesto, ha habido crisis en el pasado. Pero la situación actual difiere en dos aspectos clave: en primer lugar, la actual superposición de una amplia variedad de crisis no tiene precedentes en la historia de la República Federal de Alemania.

En segundo lugar, esta vez no se vislumbra la luz al final del túnel. Esto vale para la guerra de Ucrania y aún más al cambio climático.

Otro estudio de la Fundación Tui lo reveló este año: de 7.000 jóvenes de 16 a 26 años encuestados en Alemania, Reino Unido, Francia, España, Italia, Grecia y Polonia, solo el 22 por ciento cree que algún día estará mejor que sus padres.

Esta “tormenta perfecta” también está sacudiendo la política. La ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD) sube cada vez más en las encuestas y cuenta ya con el 22 por ciento de apoyo electoral.

En el llamado Barómetro político de la televisora ZDF, de los políticos más importantes, prácticamente solo el ministro de Defensa, Boris Pistorius, se sitúa claramente en la franja positiva, con un índice de aprobación de 1,9 en una escala de +5 a -5. Todos los demás se sitúan en torno a cero o por debajo.

“En tiempos de Merkel, la canciller tenía a menudo una puntuación de 2,4, y seis, siete políticos más estaban entre 0,5 y 1,5 en la franja positiva”, dice Rief.

Uno de los mensajes que Angela Merkel transmitió subliminalmente durante sus 16 años como canciller fue: “Despreocúpate, yo lo haré por ti”. Merkel, analiza Hurrelmann, disipó así muchos temores y su partida dejó el correspondiente vacío en la política alemana.

Para el experto, el actual gobierno de socialdemócratas (SPD), verdes y liberales (FDP) intenta abordar los grandes retos de forma racional, pero se descalabra una y otra vez y da una mala imagen sobre todo por sus disputas internas.

“Como el SPD, el FDP y Los Verdes a menudo parecen bloquearse mutuamente, el Gobierno se percibe como azaroso e impotente, lo que aumenta el sentimiento de impotencia de muchos ciudadanos.”

Aquí es donde entra a tallar la AfD que “capta el estado de ánimo de crisis y difunde el mensaje: ‘¡Ya basta!'”, señala el científico y agrega que la ultraderecha ofrece falsas soluciones a las crisis negando en gran medida su existencia: “¿Coronavirus? Fue en realidad la mitad de peligroso. ¿Cambio climático? Hay que convivir con ello. ¿La guerra? Habla con Putin”.

Hurrelmann cree que estas respuestas simples corresponden exactamente al estado emocional de una sociedad agotada e insegura, porque tienen un efecto de alivio emocional. El psicólogo Grünewald ve una “esperanza de redención” de la que se beneficia la AfD.

¿Qué debe ocurrir ahora para contrarrestarlo? Rief aboga por volver a definir objetivos comunes y positivos. “Por ejemplo, a menudo hablamos del ‘viraje climático'”. Este término implica que tengo que cambiar por completo y dar un giro de 180 grados. Eso es demasiado radical. Tenemos que cambiar, pero debemos recorrer un camino común al hacerlo”.

Hurrelmann subraya que el Gobierno alemán debe dar más margen de maniobra a los ciudadanos para poner en práctica el objetivo común de la protección del clima.

“Hay una sutil voluntad de unirse”, estima Grünewald, quien sin embargo añade que “para eso hacen falta imágenes, grandes relatos”.

Curiosamente, dice, esto tuvo éxito el año pasado con la crisis energética porque todo el mundo tenía la sensación: “esto no es abstracto, esto afecta a mi vida cotidiana, puedo contribuir a ello”. Como resultado, por ejemplo, los hogares alemanes consumieron un 21 por ciento menos de gas.

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