Por Guillermo Nova (dpa)
La Habana, 15 ago (dpa)- “Ojalá nos visite todos los días Kerry”, afirma Rolando, un taxista que suele buscar turistas a la puerta del emblemático Hotel Nacional y que espera que la visita del secretario de Estado norteamericano a Cuba sea solo el comienzo del turismo masivo estadounidense. “Durante años fuimos la fruta prohibida, todos quieren venir a conocer esto”, afirma sonriendo.
Muchas generaciones de cubanos pensaron que no verían la imagen de la bandera norteamericana ondeando en el tradicional malecón habanero. La nueva etapa de deshielo se vive en las calles de La Habana con la ilusión puesta en los beneficios económicos que pueda conllevar una política de buena vecindad, especialmente para el turismo.
De todas formas, en la isla todavía hay cubanos que ven con escepticismo los nuevos tiempos que comienzan.
“¿En qué ha cambiado Estados Unidos? ¿Es que ya no es imperialista?”, se pregunta Osvel Mendez, un jubilado habanero que combatió voluntario contra exiliados cubanos que intentaron invadir la isla por Playa Girón en abril de 1961 con el apoyo de Washington.
“Al final este conflicto era entre políticos, mientras los ciudadanos éramos los que pagábamos las consecuencias de sus diferencias”, asegura la joven Yamila mientras chatea con sus familiares en Estados Unidos desde su teléfono móvil, conectado a un punto de Wi-Fi en un parque habanero.
“Las dos partes tienen que retirar los obstáculos que han mantenido apartados a los cubanos”, declaró Kerry este viernes durante el histórico discurso de apertura de la embajada norteamericana.
Según el censo de 2010, en Estados Unidos viven 1,8 millones de cubanos, de los que más del 60 por ciento están concentrados en el estado de Florida, históricamente un baluarte del exilio anticastrista, pero en el que en los últimos años ha ido creciendo el apoyo a la posición del diálogo con La Habana.
En esta nueva etapa “no hay nada que temer, ya que serán muchos los beneficios de los que gozaremos cuando permitamos a nuestros ciudadanos conocerse mejor”, aseguró Kerry.
Tras el deshielo de relaciones entre ambos países, los norteamericanos que visitan Cuba han crecido en un 54 por ciento en el primer semestre de este año, según el Centro de Estudios Turísticos de la Universidad de la Habana.
Vehículos antiguos de marcas norteamericanas son uno de los mayores pedidos de los turistas, que se sorprenden del buen estado de conservación que tienen. Incluso tres modelos fueron aparcados “simbólicamente” a las puertas de la embajada norteamericana durante el histórico discurso de Kerry.
Otro de los grandes atractivos para los norteamericanos es La Habana Vieja, el casco histórico de la capital cubana. Después de la ceremonia de apertura de la embajada de Estados Unidos en la isla, Kerry paseó por sus calles en mangas de camisa y sin corbata.
“¡Es impresionante poder conocer los sitios favoritos de Hemingway en Cuba!”, destaca Barbara, una joven estadounidense que aprovecha el verano para aprender español. Bares como “Floridita”, “La Bodeguita del Medio” o el “Hotel Ambos Mundos”, que fueron paradas frecuentes del escritor, generan gran interés en los visitantes norteamericanos.
De todas formas, por el momento los ciudadanos norteamericanos sólo pueden viajar a Cuba, previa solicitud ante el Departamento del Tesoro, si cumplen con alguna de las 12 categorías autorizadas. Entre ellas los asuntos académicos, religiosos o culturales.
Actualmente la isla dispone de 61.200 habitaciones hoteleras, la mayoría de categoría cuatro y cinco estrellas. Ante un aumento de los viajes de estadounidenses a la isla, el Ministerio del Turismo tiene proyectado disponer de 85.000 habitaciones para el año 2020.