Nada es lo que parece

Los diputados sesionan de lunes a jueves en la Asamblea Legislativa. Fuente: Luis Manuel Madrigal

Escuchar en la calle o leer en las redes sociales opiniones negativas hacia los diputados, no es nuevo, pero ¿conocen realmente los ciudadanos quiénes son los diputados y qué hacen? Aunque no es obligación de cada costarricense escuchar las sesiones que realizan en el plenario legislativo es necesario informarse para emitir un criterio responsable.

Son muchas las afirmaciones utilizadas para devaluar la imagen de los legisladores; una de ellas es que se pensionan al terminar su periodo. Eso es falso; la ley que lo permitía fue derogada en la administración del Presidente José María Figueres Olsen.

Tampoco reciben una pensión de lujo, sino que cuando deciden pensionarse lo hacen por el fondo jubilatorio de Vejez, Invalidez y Muerte de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) al igual que los demás costarricenses.

Los parlamentarios tampoco tienen un salario fijo; ellos reciben “dietas”, es decir remuneraciones por asistir al plenario legislativo y a las diferentes comisiones. Si faltan, o deciden abstenerse de votar alguna moción o proyecto de ley, perderán la “dieta” aunque hayan asistido.

No perciben un salario mensual, tampoco se recetan aumentos del 10% al año, tal como indica una imagen que circula en las redes sociales, utilizada para perjudicar la imagen de los legisladores.

El 10 de junio de 2014, los congresistas aprobaron una reforma a la Ley de Remuneración de los Diputados, mediante la cual eliminaron el incremento anual de 10%  que recibieron alguna vez.

También existe la costumbre de afirmar que los diputados son ‘vagos’, pero desconocen su horario laboral. Por ejemplo: la mayoría de diputados asisten desde temprano a las comisiones que tienen asignadas, todas con temáticas diferentes donde discuten proyectos de ley que después de dictaminados pasan al plenario legislativo para ser discutidos y votados en primer y segundo debate.

Solo en esta última legislatura, que va desde el primero de mayo a la actualidad, los legisladores aprobaron casi cien leyes, de acuerdo con el Departamento de Servicios Parlamentarios.

No se puede negar que existen diputados como Humberto Vargas del Partido Unidad Social Cristiana (PUSC), que es el diputado más ausente y que al parecer se le olvidó su responsabilidad con el país.

Otro caso es el del legislador del Partido Accesibilidad Sin Exclusión (PASE), Óscar López, que el jueves anterior se encargó de romper y restablecer el quórum; abusó tanto de sus entradas y salidas que causó molestia en la legisladora del Frente Amplio (FA), Patricia Mora, quien llegó a quejarse con los periodistas en la barra de prensa de la Asamblea Legislativa.

No se trata de defenderlos o acusarlos, sino de ser realista. Saber que para las próximas elecciones necesitamos más diputados capaces de llegar a acuerdo en una Asamblea multipartidista, comprometidos en buscar soluciones para la mayoría y no en la defensa de unos pocos.

A esto le agrego –entre otras reformas- la urgencia de un nuevo reglamento legislativo que limite la posibilidad que hoy tiene un diputado de obstaculizar un proyecto de ley.

Pero lo grave de todo esto son las personas que divulgan esas mentiras y minan la confianza que merece el Primer Poder de la República.

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