Redacción, 25 jul(elmundo.cr)- Las proyecciones de julio del Fondo Monetario Internacional(FMI) revelan que la economía de América Latina sigue en una recuperación gradual en 2017–18, e indican que la región crecerá un 1 por ciento en 2017 y un 1,9 por ciento en 2018.
Las prioridades a escala regional incluyen mejorar la calidad de la infraestructura y la educación y facilitar la participación de la mujer en la fuerza laboral en los casos en los que siga siendo baja; reforzar la gestión de gobierno y el Estado de derecho para controlar la corrupción, que está frenando la inversión en algunos países; y, por último, profundizar la integración regional a nivel comercial y financiero, que es relativamente baja, a fin de crear economías de escala que darían un impulso necesario al crecimiento.
Las perspectivas de la región del Caribe, puesto que dependen del turismo se están beneficiando de la recuperación económica sostenida de Estados Unidos, su principal mercado, en tanto que los exportadores de materias primas siguen ajustándose a la reducción de los precios de esos productos.
Entretanto, la actividad económica de América Central y la República Dominicana sigue siendo robusta, gracias al nivel bajo de los precios mundiales del petróleo, que han disminuido un 17 por ciento desde enero, las condiciones financieras favorables y el crecimiento inusualmente alto de los flujos de remesas.
Argentina es uno de los países que se está recuperando tras la recesión y se estima que el crecimiento llegue al 2,4 por ciento este año —nivel ligeramente superior a lo proyectado en el informe WEO de abril— y que se modere y se ubique en un nivel de aproximadamente 2¼ por ciento en 2018, ya que la mayor consolidación fiscal y la continua aplicación de una política monetaria restrictiva moderarán la demanda interna.
Venezuela sigue enfrentando una crisis política y humanitaria exacerbada por una prolongada recesión económica que avanza hacia la hiperinflación. Se prevé que el PIB real se contraiga más del 10 por ciento en 2017, tras una caída estimada del 18 por ciento en 2016, a causa de las disminuciones proyectadas en la producción y la importación de petróleo, además de la mayor incertidumbre relacionada con la crisis política reinante. Si se agrava o si se prolonga por mucho tiempo, la crisis plantea importantes riesgos a la baja para el crecimiento.