La celebración del título 31 de Liga Deportiva Alajuelense dejó imágenes de euforia, pero también momentos profundamente humanos. Uno de ellos lo protagonizó Washington Ortega, quien no pudo contener el llanto durante una llamada de un aficionado manudo en el programa El Picadito, de Radio Monumental.
El espacio radial, que se transmite los lunes y jueves a las 8:00 p. m. por la 93.5 FM, se emitió tras dos días de festejos rojinegros por la conquista del campeonato nacional. En ese contexto, Ortega abrió su corazón y explicó el motivo detrás de la fuerte carga emocional que vivió incluso antes del arranque de la final.
Un llanto que venía de antes
El arquero uruguayo reveló que estalló en llanto minutos antes de iniciar el partido decisivo, el mismo que Alajuelense terminó ganando 3-1, para cerrar la serie con un global de 5-3. No fue una reacción relacionada únicamente con el fútbol.
Ortega explicó que el momento estuvo marcado por el fallecimiento de su padre, una pérdida reciente que lo acompañó durante toda la recta final del torneo y que terminó desbordándose en uno de los días más importantes del semestre.
Ausente en la cancha, presente en el proceso
El guardameta no pudo disputar la final debido a un desgarro en el aductor, lesión que también lo marginó de otros partidos clave, como la final de la Copa Centroamericana. Aun así, su aporte durante el semestre fue determinante para el camino al título.
En su ausencia, Bayron Mora respondió con seguridad bajo los tres palos, siendo figura con tapadas decisivas en los encuentros más exigentes del cierre del campeonato.
Más allá del resultado
Durante la llamada en El Picadito, la emoción de Ortega fue evidente. La conversación con el aficionado tocó fibras profundas y dejó ver a un futbolista vulnerable, lejos del traje habitual de héroe deportivo.
El título llegó. La copa se levantó.
Pero para Washington Ortega, la noche también fue un recordatorio de que detrás del campeón hay una historia personal que no siempre se ve desde la gradería.
En medio de los festejos rojinegros, el llanto del arquero fue una muestra clara de que el fútbol, incluso en la victoria, también se juega con el corazón.