En el mundo del fútbol, los enfrentamientos suelen estar cargados de rivalidad y tensión, pero la final de la Copa Centroamericana de Concacaf entre Liga Deportiva Alajuelense y Real Estelí inició con un gesto que destacó la esencia más pura del deporte: unión, respeto y admiración.
La víspera del partido de ida en el Estadio Independencia dejó una imagen memorable: los entrenadores Alexandre Guimaraes y Otoniel Olivas caminaron juntos los 200 metros que separan el hotel de concentración de Alajuelense del estadio. Fue un acto de camaradería que recordó que, más allá de la competencia, el fútbol tiene la capacidad de unir personas y culturas.
Un intercambio profesional y humano
Alexandre Guimaraes relató que el gesto nació de una solicitud espontánea de Otoniel Olivas, quien quiso acompañarlos al estadio y aprovechar el momento para conversar. “Eso dice mucho del profesor, de su humildad y obviamente lo que conversamos son inquietudes profesionales de ambos,” expresó Guimaraes.
Durante la caminata, ambos técnicos compartieron experiencias y conocimientos sobre sus equipos y proyectos. Inclusive, pactaron un futuro intercambio técnico en el que Olivas y su cuerpo técnico visiten el Centro de Alto Rendimiento de Alajuelense para conocer más sobre el método de trabajo del equipo rojinegro.
“Eso me dice mucho de un profesional como él, siendo una figura tan importante para el fútbol nicaragüense y para esta ciudad. Hablamos de fútbol, de nuestra pasión, y esperamos concretar este intercambio en el futuro,”agregó Guimaraes.
Admiración mutua
Por su parte, Otoniel Olivas no escondió su emoción por volver a encontrarse con Guimaraes, a quien considera uno de los mejores técnicos que ha tenido Costa Rica. “Nosotros los entrenadores siempre tenemos otros entrenadores a quienes admiramos por su trabajo. Él ha estado dirigiendo en Colombia, en Costa Rica, y lo respetamos mucho, como respetamos a todos los técnicos,” comentó Olivas.
El entrenador del Real Estelí recordó que ya había enfrentado a Guimaraes en el pasado, posiblemente cuando este dirigía a la Selección de Costa Rica o a Saprissa. Sin embargo, este reencuentro le permitió conocer más de cerca al estratega que ahora lidera a Alajuelense.
Un gesto que trasciende la final
La caminata entre Olivas y Guimaraes refleja uno de los valores más profundos del fútbol: el respeto mutuo entre quienes comparten la misma pasión. Este gesto no solo marcó el inicio de una final competitiva, sino también dejó un mensaje poderoso sobre la importancia de la hermandad y el aprendizaje en el deporte.
Mientras ambos equipos se preparan para darlo todo en el terreno de juego, sus líderes ya dejaron una lección fuera de la cancha: en el fútbol, la rivalidad no está reñida con la admiración y la colaboración. Una imagen que quedará grabada como símbolo de esta histórica final.