San José, 27 de mayo 2021(elmundo.cr)- El 20 de abril Mauricio Wright fue anunciado como el técnico del Saprissa tras la salida de Roy Myers, exjugador morado que tomó el timón tras la salida de Wálter Centeno en el mes de febrero.
Alajuelense fue quien les selló el boleto de salida del La Cueva, tanto Paté como el Maravilloso salieron goleados por los manudos en los clásicos de la fase regular.
El nombramiento de Wright también tuvo su parte extraña, en la conferencia de prensa el presidente, Juan Carlos Rojas, lo anunciaba como el nuevo técnico morado, pocos minutos después su anuncio tuvo una corrección y era el asistente técnico de Marco Herrera, al final de la tarde, Saprissa lo colocó como el técnico.
Después de ahí, los morados se levantaron en el rendimiento y en la tabla. Y en la serie final, firmaron el invicto que verdaderamente importa en el formato del torneo. Saprissa no perdió ante Alajuelense en las semifinale y no perdió ante Herediano en la disputa del título.
— ¿Cómo toma lo sucedido en poco menos de un mes? Tomó a un equipo en serios problemas en la tabla, una crisis de resultados y terminan con la 36 en las vitrinas.
– Contento, la verdad orgulloso de los muchachos porque entendieron el discurso desde que llegué, nos hicimos fuertes, nos dijimos cosas y tuve que poner algunos puntos claros. Ellos respondieron muy bien, lejos de generar roncha y conflictos, empezamos a armonizar y buscar el bien común, que era recuperar al Saprissa, meterlo en clasificación y después ir peleando cada una de las llaves. Hoy el tiempo nos da la razón, hicimos las cosas bien, mejor que los demás y estamos levantando la 36.
— Se habla de que Mauricio Wright es un tipo fuerte pero que se sabe ganar al grupo con honestidad. ¿Qué pasó en los primeros días de su llegada?
– Yo lo que he tratado de enfocarme en este aspecto fue decirles a los muchachos las verdades y hablar, la oportunidad que teníamos de lavarnos la cara, de clasificar al equipo… porque era un desastre si no lo hacíamos. Yo tenía muy claro el panorama, sabiendo que teníamos tres partidos de visita y solo uno de local. Pero lo hablamos, fuimos creciendo partido a partido, tuvimos un traspié en San Carlos, pero eso nos dio la fuerza para estas instancias finales y bendito Dios las jugamos bien estas dos etapas y logramos el objetivo.
— Llegó como el apagafuegos, incluso se dijo que su misión era hasta donde el equipo llegara, ¿se ve un rato más al mando del equipo?
– Siempre he sido una persona esquiva de andar hablando cosas, diciendo, promoviéndome. Siempre he dicho que los logros y acciones hablan más que mil palabras. Me siento preparado, por eso vine. Bendito Dios por darme la confianza y la posibilidad de desarrollar en este corto tiempo este título que está ganado con muchas hormonas, inteligencia y goles de muy buena factura también. Tuvimos respuesta de muchos jugadores en alzada como Aarón Cruz, el mismo Guzmán que termina jugando sólido ahí atrás, Mariano impecable, Bolaños metiendo goles. Todos hicieron trabajo magnífico y por eso hoy nos llevamos esta copa bien merecida, porque haberle ganado a la Liga no era nada fácil y lo logramos.
— Jugadores como Guzmán y Bolaños dijeron que votarían para que usted siga al frente del equipo, ¿qué le dice eso?
– Agradecido con ellos porque me hace sentir bien, me hace sentir que la línea de honestidad y verdad, ayuda más que otro tipo de línea de la que uno pueda generar. Si ellos lo sienten así, en buena hora, hoy quiero descansar, disfrutar mucho esto. Hace más de diez años no sabía lo que era ser campeón como entrenador y hoy se me da. Nadie daba nada por esto, pero cuando me lo dieron, yo sí di mucho por esto y los muchachos lo reflejaron en la cancha.
— ¿Este título tiene alguna dedicatoria?
– Al saprissismo que me ha recibido superbien, donde he caminado. Tal vez los saprissistas jóvenes no se acuerdan de Mauricio Wright cuando jugaba, de mi forma de jugar, de mi temple, mi ‘look’ también como jugador. El saprissismo joven no me tiene claro, pero la vieja guardia sí, contentos con mi llamado en su momento y agradecerles a ellos por la confianza. Claramente a mi madre, a mis hermanos, mi señora, mis hijos, a todos los que siempre me apoyan en las buenas y en las malas.
— ¿La misión está cumplida?
– Bien cumplida.
