El silencio de Liga Deportiva Alajuelense tras perder la Gran Final contra Herediano ha generado una gran incógnita. La directriz de que los jugadores no dieran declaraciones a la prensa levantó cuestionamientos, especialmente porque los futbolistas no solo se dirigen a los medios, sino también a la afición, quienes esperaban explicaciones después de otra frustrante noche para el club rojinegro.
El desconcierto fue evidente cuando Bryan Oviedo, uno de los referentes del equipo, confirmó la orden: “Nos dijeron que no habláramos”. Esta censura, que parece buscar evitar polémicas o mayor exposición tras los disturbios que marcaron el final del partido, deja más preguntas que respuestas. La orden vino del área de comunicación.
Si bien el dolor de perder una final es comprensible, especialmente en casa y con el peso de los disturbios ocurridos en el Morera Soto, el silencio no parece ser la solución. Los jugadores son la conexión más directa entre el club y su afición, y esta última, que vive y respira por el equipo, merecía palabras de reconocimiento o explicaciones tras una noche tan complicada.
Además, la actitud de censura contrasta con los momentos de victoria, donde las declaraciones son constantes y se celebra públicamente. Hablar en los momentos difíciles es un acto de responsabilidad y liderazgo, algo que la afición esperaba ver.
Aunque Rashir Parkins y Creichel Pérez rompieron este silencio de manera individual, sus palabras no fueron suficientes para calmar las aguas. La falta de explicaciones oficiales, tanto de jugadores como de directivos, sigue alimentando el descontento y la incertidumbre entre los seguidores liguistas.
