Alexander Guimaraes llegó a Alajuelense con la misión clara de devolver al equipo al lugar de privilegio en el fútbol costarricense. Sin embargo, su gestión ha dejado más dudas que certezas cuando realmente importa. En los momentos clave, el técnico rojinegro sigue sin dar la talla.
El panorama es evidente: en diciembre cayó en la semifinal ante Herediano, luego perdió la Gran Final ante el mismo rival, y ahora quedó eliminado contra Pumas en Ciudad de México. ¿El patrón? En todos esos duelos importantes, la Liga perdió con un marcador idéntico de 2-0.
Es fácil resaltar el bicampeonato de la Copa Centroamericana o el título de Copa, pero esos logros no llenan las expectativas de una afición que espera mucho más. La Liga necesita la ansiada 31 y la dirigencia quería que este equipo avanzara en Concachampions. Pumas era un rival accesible, pero Alajuelense nunca pareció tener la convicción suficiente para superarlo.
Decisiones cuestionables y errores repetidos
Uno de los puntos más preocupantes en la gestión de Guimaraes es su toma de decisiones durante los partidos. Los cambios suelen ser tardíos o no logran generar el impacto necesario. Además, sigue apostando por jugadores que no han demostrado el nivel que se requiere en instancias determinantes.
La dirigencia ha puesto todos los recursos a su disposición: vuelos en charter, logística de primer nivel, todas las comodidades posibles. Mientras otros equipos se desgastan en viajes largos y escalas interminables, la Liga tiene todas las facilidades para competir al más alto nivel. Sin embargo, el equipo sigue sin dar el golpe sobre la mesa.
La Liga exige resultados, no excusas
En Alajuelense, el fracaso no es relativo. Las derrotas en series importantes pesan más que cualquier otro título secundario. La directiva, la afición y, sobre todo, los socios del club, esperan un equipo que esté a la altura de las expectativas y que pueda responder en los momentos cruciales.
Si Guimaraes no entiende cómo funciona la Asociación Deportiva Alajuelense, alguien dentro del club debería explicárselo. Aquí, los jefes son los socios. Son ellos quienes toman decisiones en las asambleas y quienes exigen resultados concretos.
La paciencia tiene un límite y, por ahora, lo que Guimaraes ha entregado no es suficiente. La Liga no necesita solo competir, necesita ganar. Y hasta ahora, en los juegos realmente importantes, el técnico ha quedado debiendo.
Está claro que una salida suya antes de mayo es poco probable, y es entendible para no cortar el proceso. Sin embargo, es imperativo para el club ganar este Torneo de Clausura 2025.