📍Diez días antes de que Alajuelense presentara su denuncia ante la FIFA, un artículo de ESPN revelaba lo que parece ser el verdadero motor detrás de la exclusión del Club León del Mundial de Clubes 2025: no fue la legalidad ni el mérito deportivo, sino el negocio.
El 8 de noviembre de 2024, ESPN publicó un relato detallado que expone cómo los intereses financieros de FIFA, las presiones de Televisa-Univisión y la necesidad de “salvar” el torneo con clubes que generen audiencia marcaron el rumbo del certamen. Mientras tanto, Alajuelense —único denunciante del caso— se mantenía ajeno al poderoso engranaje que ya se estaba moviendo.
Infantino, Televisa y la desesperación por vender
Todo comenzó con una cumbre privada convocada por Gianni Infantino el 20 de septiembre. El presidente de FIFA reunió a los gigantes de la televisión mundial porque los derechos de transmisión del nuevo formato del Mundial de Clubes no estaban atrayendo el interés esperado. No había suficientes ofertas, ni contratos firmados.
En esa reunión, Televisa fue clara: los clubes mexicanos clasificados hasta entonces —León, Pachuca y Monterrey— no movían el rating. Sin rating, no hay negocio. La propuesta fue contundente: “Necesitamos un protagonista. Necesitamos al América”.
Para lograrlo, había un obstáculo: la multipropiedad del Grupo Pachuca. León y Pachuca no podían participar juntos por reglas de FIFA, aunque México lo haya permitido durante años. La solución: sacar al León del camino, abrir espacio al América (semifinalista en cancha) y maximizar las ganancias televisivas.
¿Justicia deportiva? No, negocio
El artículo de ESPN sostiene que la decisión de reformar el reglamento del torneo —para enfatizar la prohibición total de la multipropiedad— fue motivada por este escenario. Aunque la regla ya existía en los estatutos de FIFA, fue solo hasta que apareció la presión comercial que se aplicó con firmeza.
El mensaje era claro: si hay sospechas mínimas de control cruzado entre León y Pachuca, ambos podrían quedar fuera. Aún así, Jesús Martínez (dueño del Grupo Pachuca) se negó a vender o ceder el control de alguno de sus clubes. FIFA no cedió. La situación era irreversible.
La soledad de Alajuelense en medio del huracán
Diez días después de ese artículo —el 18 de noviembre— Alajuelense presentó una denuncia formal ante FIFA y posteriormente ante el TAS. Su objetivo era claro: que se respetara el reglamento de FIFA y se sancionara al León por violar la norma de multipropiedad. Pero en ese momento, el tablero ya estaba armado.
Mientras en Costa Rica se hablaba de justicia deportiva, en los altos mandos del fútbol mundial se cocinaba una estrategia para salvar un torneo multimillonario. Televisa y FIFA ya habían pactado transmitir el evento, incluso proponiendo que el primer partido del América se juegue en México como ensayo para el Mundial 2026.
¿Por qué América? ¿Por qué ahora?
Porque América vende. Porque América genera. Porque América es de Televisa. Y Televisa ya había hecho su apuesta. Incluso se le advirtió a Jesús Martínez, durante la gala del Salón de la Fama en septiembre, que “ojalá no tenga problemas como los del Manchester City y el Girona” en Europa. No fue broma. Fue advertencia.
Y aún así, Alajuelense alzó la voz. Fue el único. En un escenario donde ni la Federación Mexicana ni la Concacaf se atrevieron a decir nada, el club costarricense se convirtió en el único actor que formalizó una queja. Lo hizo apelando a los estatutos, no a los intereses económicos.
La historia no ha terminado
FIFA todavía no firma todos los contratos de transmisión. Apple TV ofreció mil millones de dólares por los derechos globales, pero fue rechazado por Infantino. Se espera más dinero. Mientras tanto, la sanción al León ya fue comunicada y el lugar vacante sigue en disputa. Se habla de un repechaje entre América y LAFC. Y en paralelo, el TAS deberá pronunciarse sobre la denuncia de Alajuelense.
Lo cierto es que este artículo de ESPN, publicado días antes de la denuncia manuda, deja algo muy claro: la batalla de Alajuelense no es solo legal, sino contracorriente de un negocio que ya se había decidido entre bambalinas.