La fiesta de la final del Clausura 2025 en el Estadio Carlos Alvarado se empañó por escenas de frustración y enojo entre los aficionados del Club Sport Herediano, que no lograron ingresar al inmueble pese a tener su entrada en mano.
La tensión se desató la noche del miércoles, cuando decenas de personas, ya ubicadas en la entrada principal del estadio en Santa Bárbara, se toparon con los portones cerrados. El resultado: gritos, empujones y golpes a las estructuras metálicas como muestra de indignación.
Desde las gradas, la transmisión televisiva mostraba un estadio a reventar. Afuera, en cambio, los reclamos se multiplicaban. “¡Tenemos entrada y no nos dejan pasar!”, se escuchaba entre la multitud.
José Pablo García, encargado de prensa de Herediano, fue enfático ante los micrófonos: “La decisión de cerrar fue de la Fuerza Pública para garantizar la seguridad. No se sobrevendieron entradas y quienes no pudieron ingresar serán reembolsados”. Según García, no se rebasó la capacidad del recinto.
No obstante, la versión de la Fuerza Pública indica lo contrario. Señalan que fue la dirigencia de Herediano la que tomó la decisión, aunque bajo recomendación técnica de las autoridades.
Este cruce de versiones generó aún más confusión entre los afectados, que terminaron observando el partido desde las afueras o volviéndose a casa sin poder presenciar la final.
El incidente deja en evidencia la urgencia de una mejor planificación y coordinación entre clubes y cuerpos de seguridad. Una final nacional no debería acabar con portones cerrados para quienes pagaron por estar allí.