Montevideo, 13 abr (dpa) – Eduardo Galeano no llevaba la pelota “dentro del pie”, como alguna vez dijo sobre Lionel Messi, pero el amor por el fútbol del escritor y periodista uruguayo era casi igual de inquebrantable.
Además de ser un referente de la izquierda y destacada pluma de la literatura hispanoamericana, Galeano no pudo sustraerse al magnetismo que generaba el balón entre sus compatriotas, por influencia seguramente de los éxitos de la selección nacional, que en su juventud tenía ya dos medallas de oro olímpicas (1924 y 1928) y el primer título mundial de la FIFA (1930).
Esa pasión por el principal deporte de los uruguayos, que consideraba “música del cuerpo y fiesta de los ojos”, se fue consolidando con el paso de los años. El fallecido escritor llegó incluso a soñar con ser futbolista, pero según confesó más de una vez, “sólo jugaba bien, y hasta muy bien, mientras dormía”. Y era un “completo pata de palo” para el deporte.
“Con ninguna otra actividad nos sentimos identificados los hombres de la Cuenca del Plata y particularmente los orientales”, escribió Galeano en “Su majestad el fútbol”, publicado en 1968.
El autor de “Las venas abiertas de América Latina” amaba el balompié sin los remordimientos que éste provocaba en otros intelectuales, alineados con la concepción ideológica de que ese deporte era el opio de los pueblos y perjudicaba el destino revolucionario de las masas.
A Galeano le gustaba el fútbol con lo que tiene de guerra y de fiesta, porque disfrutaba compartiendo “euforias y tristezas” con millares de personas que no conocía y con quienes se identificaba “fugazmente” en “la pasión de un domingo de tarde”.
Su entusiasmo se había apagado en los últimos años porque, a la vez que amaba el fútbol, también criticaba la tendencia comercial y el afán por convertirlo en un espectáculo desapasionado con el único objetivo de lucrar y acumular riquezas.
Por eso, en “El fútbol a sol y sombra” (1995) denunció las estructuras de poder en torno al balompié como empresa. Allí escribió que “la tecnocracia del deporte profesional ha ido imponiendo un fútbol de pura velocidad y mucha fuerza, que renuncia a la alegría, atrofia la fantasía y prohíbe la osadía”.
“Por suerte, todavía aparece en las canchas, aunque sea muy de vez en cuando, algún descarado cara sucia que se sale del libreto y comete el disparate de gambetear a todo el equipo rival, y al juez, y al público de las tribunas, por el puro goce del cuerpo que se lanza a la prohibida aventura de la libertad”, agregó.
Era conocida su admiración por el ex astro argentino Diego Maradona y, en los últimos años, por su compatriota Lionel Messi, estrella del Barcelona.
El escritor uruguayo inventó una teoría que le gustaba repetir siempre en broma. “Así como Maradona lleva la pelota atada al pie, Messi lleva la pelota dentro del pie, lo cual es un fenómeno físico inverosímil”.
“Científicamente es imposible, ¡pero es la verdad!”, solía contar Galeano. Y parece que la frase llegó al 10 del Barcelona, porque le mandó de regalo una camiseta del club catalán.
