Madrid, 24 ago (dpa) – El gol es el primer gran enemigo que encontró Rafa Benítez como entrenador del Real Madrid, una carencia que debe subsanar inmediatamente si desea calmar a un Santiago Bernabéu cada vez más impaciente.
El debut oficial de Benítez no salió como él quería. El Real Madrid jugó el domingo su primer partido de la Liga española ante el recién ascendido Sporting de Gijón y no pasó del empate sin goles. En definitiva: comenzó el torneo ya por detrás de Barcelona y Atlético de Madrid, sus dos mayores competidores en principio.
Con todo, y a juzgar por la prensa deportiva, lo que más le preocupa a la hinchada blanca es ver los enormes problemas que tiene el equipo para hacer goles, algo que no suele perdonar fácilmente una afición que no sólo exige triunfos, sino también mínimas dosis de entretenimiento.
El equipo de Benítez jugó nueve partidos hasta ahora, sumando los de pretemporada y el primero oficial, y en cinco de ellos se quedó sin marcar. Tales estadísticas no le ayudan demasiado a un entrenador que ya llegó a Madrid con la etiqueta de ser un “técnico defensivo”.
“Benítez quiere nuevas fórmulas, pero el equipo no acaba de interpretarlas (…). Al Real Madrid le faltó juego y una organización adecuada”, opinó hoy el diario “Marca” en su crónica del choque ante el Sporting.
“Algo pasa, y ese algo lo debe admitir Benítez”, sugirió el periódico “As”.
Pero el técnico blanco no parece demasiado nervioso por el momento. “Esto es el principio. Me quedo con el segundo tiempo. Ahora vamos a seguir ajustando cosas y mejorando físicamente”, aseguró tras el partido ante el Sporting.
Lo que sucede es que lo siguiente será una cita bajo los focos del estadio Santiago Bernabéu, con el Betis por rival el próximo sábado. Y ya se sabe que el campo del Real Madrid no se caracteriza precisamente por un desarrollado sentido de la comprensión y la paciencia.
Así se expuso el pasado martes, durante la celebración del Trofeo Santiago Bernabéu. Dio lo mismo que fuera la presentación de los jugadores ante su afición, o que se jugara un partido con un carácter de amistoso ante el bondadoso Galatasaray. La hinchada blanca abucheó al equipo durante algunos pasajes y silbó más notoriamente a un jugador como Gareth Bale.
Ni siquiera un futbolista tan acreditado como Cristiano Ronaldo se libró de los reproches sonoros. Ocurrió al desperdiciar una oportunidad cerca del descanso, cuando escuchó fuertes pitos. El portugués, muy sorprendido, tuvo que reclamar paciencia a su propia afición con gestos.
No lo tendrá fácil Benítez si su equipo mantiene el atasco ante el arco rival. Su primera parte del plan, que es la defensa, parece que funciona. Pero falta la otra mitad, la del ataque, que al hincha del Real Madrid es la que más le importa.