El clásico nacional entre Saprissa y Alajuelense tuvo un nombre inesperado en el libreto: Isaac Badilla, extremo de apenas 16 años, quien fue incluido en la convocatoria de Liga Deportiva Alajuelense y dio un paso firme en su consolidación como una de las grandes promesas del club.
Badilla, producto del Centro de Alto Rendimiento (CAR) manudo, llegó a la institución con apenas 11 años. Hoy, cinco años después, se convirtió en tema de conversación en uno de los partidos más importantes del torneo.
De la Sub-17 a La Cueva
El joven atacante no es un desconocido para los que siguen de cerca el desarrollo del fútbol base. Fue figura clave en la Selección Sub-17 que clasificó al próximo Mundial de la categoría, a disputarse en el segundo semestre de este año. Su rendimiento con la Tricolor le abrió las puertas a nuevas oportunidades, y este domingo, vivió por primera vez la intensidad de un clásico nacional.
Con la lesión de Carlos Martínez al minuto 18, por molestias musculares, aumentaron las probabilidades de que el “Macho” Ramírez echara mano de su talento juvenil. Aunque al momento de redactar esta nota aún no se confirmaba si Badilla ingresaría al campo, su sola presencia en la lista ya representaba un mensaje claro de confianza.
Un debut con significado
Más allá de los minutos jugados o no, lo de Isaac Badilla es simbólico: representa la apuesta del club por su cantera, el fruto de un trabajo formativo que comienza a dar nombres propios en escenarios de alta presión.
Con su desparpajo, velocidad y madurez, Badilla se perfila como un jugador a seguir de cerca en el corto plazo. El clásico fue su vitrina, y el fútbol nacional parece haber encontrado a otra joya en proceso de pulido.