ANÁLISIS
Por Christian Kunz (dpa)
Múnich, 29 abr (dpa) – Adiós al sueño del triplete, confianza herida y más estrellas en la lista de bajas: el Bayern Múnich pagó caro su eliminación en la Copa Alemana y quedó muy debilitado justo para la semifinal de Liga de Campeones europea ante el Barcelona.
“Tenemos que reponernos ya y salir el miércoles en Barcelona con ánimo renovado y un nuevo espíritu”, reclamó el jefe de la junta directiva, Karl-Heinz Rummenigge, tras la derrota ante el archirrival Borussia Dortmund en una extraña tanda de penales.
Pero lo cierto es que el partido fue una pesadilla para el equipo de Josep Guardiola, forzado al límite físico y anímico en la noche de Múnich justo mientras un Barcelona pletórico aplastaba 6-0 al Getafe en su estadio para defender el liderato en la Liga española.
En particular el aspecto físico preocupa en el Bayern. El cansancio de un equipo obligado a un despliegue intenso durante 120 minutos se reflejó en los penales, donde los bávaros erraron sus cuatro disparos, todos a cargo de experimentados campeones del mundo: Philipp Lahm, Xabi Alonso, Mario Götze y Manuel Neuer.
Peor fue la suerte de Arjen Robben y Robert Lewandowski. El delantero holandés volvió tras cinco semanas de baja en medio de una ovación del Allianz Arena, pero tuvo que salir 15 minutos después. Los médicos confirmaron hoy el diagnóstico: desgarro muscular y baja el resto de temporada.
Lewandowski se fracturó el tabique y el maxilar en un choque con el arquero que le provocó además una conmoción cerebral. “Faltan pocos días para el partido en el Camp Nou. ¡Realmente espero poder jugar!”, escribió el polaco en su cuenta de Twitter. Pero el Bayern espera nuevos exámenes para determinar si podrá hacerlo.
Robben y Lewandowski suman un 45 por ciento de los goles del Bayern esta temporada, según el sitio de estadísticas Opta. Su ausencia equivale a un misil en los pilares ofensivos del Bayern, ya sacudidos por las baja de Franck Ribéry. Una pelea desigual contra el letal trío goleador de Lionel Messi, Neymar y Luis Suárez.
Guardiola podrá hacer poco por recuperar a sus lesionados, pero en cambio tendrá mucho trabajo hasta el miércoles para sanar otro importante componente del plantel que salió herido de Múnich: la confianza.
El pase a la final de Copa implicaba mantener más vivo que nunca el sueño de repetir el triplete logrado en 2013 por el antecesor de Guardiola, Jupp Heynckes. Pero la derrota volvió a aguar ese sueño y anuló el impulso positivo que había generado la defensa del título en la Bundesliga el domingo.
“No tenemos que quejarnos. Todo continúa abierto”, dijo el capitán Philipp Lahm. “Aún tenemos una posibilidad de jugar la final en Berlín. Y vamos a usarla”. En lugar de la de Copa el 30 de mayo, sería la de Liga de Campeones el 6 de junio.
“Teníamos el gran objetivo de pasar a la final de Copa y no lo logramos. Tendremos que digerir eso primero”, añadió. “Dedicaremos los próximos días a hacerlo, pero en algún momento habrá que volver a mirar hacia adelante”.
Guardiola, por su parte, se mostró “muy satisfecho” con la cara mostrada por su equipo. “Hicimos todo lo necesario. Jugamos muy bien. Estoy muy orgulloso”, dijo tras la derrota. Si ese nivel alcanza para doblegar a su ex equipo es algo que se verá las próximas dos semanas.
