Dos jugadores de Alajuelense desobedecieron orden de hablar con la prensa y esto dijeron

El dolor de perder otra final quedó reflejado en las pocas palabras de los jugadores de Alajuelense, quienes enfrentaron uno de los momentos más difíciles del semestre. Aunque el club impuso un silencio generalizado, algunos futbolistas optaron por expresarse y compartir sus sentimientos.

Rashir Parkins, uno de los pocos que habló en zona mixta, mostró su tristeza al no poder cumplir con las expectativas de la afición:
“Nosotros queríamos darle una alegría a la afición y hay que buscar soluciones para ganar el próximo torneo. Perdimos y duele. Solo estoy muy triste. Esto duele mucho, es un torneo que ya llevábamos dos y queríamos el tercer título que disputamos en este semestre y no se pudo.”

El mediocampista también fue cauteloso al analizar las razones de la derrota, evitando culpar directamente a los errores cometidos en la ida:
“Es fútbol, al final no tengo palabras ahorita para expresar lo que siento.”

Por su parte, Creichel Pérez, quien no habló tras el partido pero sí lo hizo al día siguiente en Instagram, expresó su frustración y prometió regresar más fuerte:
“No hay palabras para explicar lo que siento. Lo di todo, pero la vida es así de caprichosa y dura. Siempre confiaré en los planes de Dios. Un torneo de aprendizaje, alegrías y tristezas. Gracias a todas las personas que siempre confiaron en mí. Volveré más fuerte.”

La reacción del resto del plantel fue notablemente diferente. Jugadores como Alberto Toril y Santiago van der Putten optaron por no dar declaraciones, mientras que otros siguieron la orden del club de guardar silencio absoluto, lo que dejó un vacío en un momento donde las explicaciones eran necesarias.

La frustración no solo se sintió dentro del equipo, sino también entre los aficionados, quienes esperaron fuera del estadio para expresar su molestia con reproches y gritos. La falta de respuestas por parte del club no hizo más que amplificar el sentimiento de descontento en la familia rojinegra.

Aunque el golpe es duro, Alajuelense deberá reenfocar sus energías para el próximo torneo, donde la presión será aún mayor, no solo por resultados, sino también por recuperar la confianza de sus seguidores.

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