Por Noelia Román (dpa)
Toronto, 10 jul (dpa) – Dominaron los Juegos Panamericanos durante casi tres décadas y ahora se lanzan de nuevo a la reconquista. Cuatro años después de perder la corona continental en Guadalajara 2011, el equipo cubano de béisbol inicia mañana en Toronto el camino que pretende acabar teñido de oro.
Lo hará ante Colombia, un rival asequible, al que seguirán el pionero Estados Unidos, el temible Puerto Rico y Canadá, el equipo que en Guadalajara apartó a Cuba del primer lugar y ahora juega al calor de su hinchada. Después, vendrán la República Dominicana, otra potencia mundial que compite sin sus mejores hombres, y Nicaragua.
“Queremos tener un gran campeonato y, aunque el contexto es complicado, difícil y los contrarios están muy bien preparados, nuestra ambición es complacer a los cubanos con el título”, afirmó Heriberto Suárez, el director del béisbol cubano, días antes de arribar a Toronto.
“Para nosotros, el béisbol es lo mismo que el fútbol para Brasil: habla de nuestra identidad, de nuestra cultura y esperamos tener un buen resultado acá”, añadió Antonio Becali, el jefe de misión cubano, ya en la ciudad canadiense.
Tricampeona olímpica y 25 veces mundial, Cuba afronta su futuro en el concierto regional en un contexto de mayor apertura. Coincidiendo con el proceso de normalización de las relaciones diplomáticas con Estados Unidos y con la deserción de jugadores como Norge Luis Ruiz, los dirigentes deportivos de la isla facilitaron la salida de algunos de sus hombres más talentosos hacia la liga estadounidense y la japonesa, dos de los torneos más competitivos.
Yordán Manduley Escalona y Ismel Jiménez Santiago, dos de los intregantes del equipo que compite en Toronto, juegan en la liga norteamericana. Otros dos, Héctor Mendoza Ripoll y Frederich Cepeda Cruz, en Japón.
Los dirigentes cubanos niegan, sin embargo, que la apertura hacia otros países tengan que ver con la distensión de las relaciones con el vecino estadounidense.
“En el deporte seguimos igual, con las mismas condiciones de siempre”, afirmó Becali. “Esto no tiene nada que ver con las relaciones entre Estados Unidos y Cuba; los atletas están centrados en los Juegos”.
Sí reconocen, en cambio, que la salida al extranjero de algunos de sus jugadores benefició al béisbol cubano en el aspecto económico.
“Estamos recogiendo los frutos de la contratación en el exterior de algunos de los mejores peloteros nuestros en Japón y Canadá”, concedió Suárez.
“Parte del diez por ciento que recibe la Federación Cubana de Béisbol por esas contrataciones se dedica a asegurar la presencia en los eventos internacionales y también al desarrollo de nuestra Serie Nacional”, prosiguió el director del béisbol cubano.
La inyección de dinero sirvió, por ejemplo, para que los jóvenes que ahora integran el combinado isleño pudieran disputar antes de los Panamericanos un triangular con Estados Unidos y Canadá en tierras norteamericanas y medir fuerzas con los rivales que ahora enfrentarán de nuevo.
“Tenemos un equipo joven, pero hicimos una muy buena preparación durante diez días en tierras norteamericanas con cinco partidos y un triangular con Canadá y Estados Unidos. Ganar la serie del Caribe fue nuestro gran éxito este año y ahora esperamos tener un buen resultado”, añadió el jefe de misión cubano.
Los técnicos, que descartaron a Yulieski Gourriel, el más reputado beibolista cubano en activo, confían en el talento de las nuevas generaciones. Gourriel, campeón olímpico en Atenas 2004 y participante en los tres Clásicos Mundiales (2006, 2009 y 2013), fue excluído de la preselección por ausentarse de los entrenamientos.
“Son dos figuras importantes, pero somos capaces de lograr el objetivo”, aseveró Roger Machado, seleccionador cubano, en alusión a Gourriel y Norge Luis Ruiz. “La tropa va a llegar a tope para encarar el compromiso de recuperar la corona”.
La preciada corona, sin embargo, estará más disputada que nunca. Canadá aspira a revalidar, ante su gente, el título que alzó en Guadalajara para convertirse así en bicampeona panamericana.
Estados Unidos, que en la pasada edición se colgó la plata frente a Cuba y lidera el ránking de la Federación Internacional de Béisbol en las Américas por delante de los caribeños, busca conquistar un título que sólo logró en la edición de 1967 celebrada en Winnipeg.
Cuba, número uno ininterrumpido del béisbol panamericano entre 1971 y 2007, quiere demostrar que dio un paso adelante desde los últimos Juegos subiendo de nuevo al primer cajón.
