La afición rojinegra no falló. El Estadio Alejandro Morera Soto se convirtió en un hervidero de emociones desde antes del pitazo inicial del clásico nacional de esta noche.
Alajuelense fue recibido entre humo rojo y negro, banderas, cánticos y una ovación que estremeció las graderías. El ambiente fue eléctrico y marcó el inicio de una noche que promete emociones fuertes.
Por su parte, Saprissa también fue recibido con tensión y silbidos por parte de la afición local, fiel reflejo de la rivalidad más intensa del fútbol costarricense.
Con estadio lleno, clima ideal y la serie empatada 3-3, el Morera Soto vive una final que ya se siente histórica, incluso antes de que ruede el balón a las 8:00 p.m.