Amado ha ganado muchas carreras aquí en Costa Rica

Amado García, de “loco” sin rumbo a la esperanza de Guatemala en el Mundial de Atletismo

San José, 3 ago(elmundo.cr)- Cuando era un niño empezó a correr por necesidad y por obligación sin saber que su porvenir estaba en el atletismo. Hoy, 39 años después, José Amado García ha pasado de ser un “loco” sin rumbo a uno de los máximos fondistas de Guatemala: actualmente es la esperanza del país en los mundiales de atletismo de Londres.

Para salir adelante tuvo que trabajar en la agricultura, la construcción, la herrería o la carpintería, combinando las carreras con el trabajo. Amado sigue teniendo la misma pasión por el atletismo y dice que por ahora no piensa dejarlo.

“Estoy en planes grandes. Creo que me quiero retirar en un buen momento. Todavía no he pensado en ese sentido porque aún me siento bien. Tengo que esperar a que el cuerpo me dé una señal”, asegura el atleta.

García ha participado cuatro veces en la edición de los Juegos Olímpicos: en Atenas 2004, Pekín 2008, Londres 2012 y Río de Janeiro 2016. Ahora se enfoca en la decimosexta edición de los Mundiales de Atletismo de Londres, a donde llega “bien, sin molestias” y buscando superar su propia marca.

Amado, medalla de plata en los Juegos Panamericanos de Río de Janeiro 2007 y oro en los Juegos Centroamericanos y del Caribe de Mayaguez 2010, está acostumbrado a luchar contra las adversidades. Aún hoy recuerda, con cierta nostalgia, como fueron sus comienzos.

“Yo quería ahorrarme los quetzales del autobús para ir al colegio y corría cada fin de semana 30 kilómetros hacia la escuela, cuesta arriba por una montaña de su aldea en San Jerónimo, en Baja Verapaz.” recuerda el atleta.

Con 15 años, cuando cursaba tercera básico, había perdido prácticamente la clase de educación física. Tenía que correr para poder aprobar. Lo hizo y lo logró: “Sin saberlo estaba forjando mi futuro como deportista. Me obligaron a correr y ahí empezó la aventura del atletismo”, explicó ampliamente.

“Yo me ponía a correr en la comunidad y para los ojos de la gente yo era un loco que no sabía lo que quería”, recuerda. Pero el tiempo le dio la razón. Su madre, que llora de felicidad cada vez que le ve en una carrera, y todo el país ponen en él, en su experiencia y sobre sus piernas las expectativas e ilusiones de millones de guatemaltecos.

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